La verdad es que más escamado ya no puedo estar del fútbol mexicano, soy cruzazulino y, como tal, he vivido las más espantosas decepciones y frustraciones. Le sigo yendo al Cruz Azul porque el fútbol para mí es un entretenimiento que, lo he dicho en múltiples ocasiones, lo traigo en la sangre, soy futbolero, me encanta el ambiente de los estadios y mi afición por el fútbol no se circunscribe a la liga mexicana, sigo la de España, estoy atento de la inglesa, me gusta el francés, la Bundesliga por supuesto, para decirlo en pocas palabras, aun cuando no soy un apasionado, me encanta ver el fútbol, lo disfruto mucho. Ahora bien, y hablando del fútbol mexicano, creo tener muy claro cuáles son sus fortalezas y debilidades, estamos muy por debajo de los principales futboles de Europa y también del brasileño, argentino y uruguayo. Lo que pasó el sábado pasado no fue un accidente, Osorio a quien le guardo un cierto respeto como ‘teórico’ del fútbol, creo que se pasó en su seudo cientificismo, tanta experimentación con diferentes alineaciones y formaciones terminaron por destantear a los jugadores. Si usted vio al equipo mexicano el pasado sábado, híjoles, se les veía el descontrol y la desesperación en la cara, no sabían a qué estaban jugando y qué posiciones estaban jugando. Hacía tiempo que no veía jugar tan mal a Miguel Layún, hasta parecía el de “Todo es culpa de Layún” del América, Paco Memo igual, no agarraba un solo balón y de ahí todos se veían erráticos, inseguros, errando pases, dejando espacios que los rápidos chilenos aprovecharon hasta meterle a México 7, pero fácilmente pudieron haber sido 10 o más. A los mexicanos de los últimos años los he visto perder con dignidad, peleando, ¡metiendo las manos! –el sábado no las metieron-, y este equipo del sábado pasado me recordó al México del 70, cuando, de tan inocentes que eran, fueron repasados por la ‘Squadra Azurra’ con un contundente 4 a 1, en donde Riva, Rivera y Mazola les dieron un auténtico baile a los aztecas. Qué pena, creo que Osorio se tiene que ir, la humillación que sufrieron los nuestros ante los chilenos, la verdad no se la merecían. Fue una noche triste. Lo escribe Marco Aurelio González Gama, directivo de este portal.