El 1 de septiembre de 1997, le correspondió al diputado perredista Porfirio Muñoz Ledo responder el Tercer Informe del Presidente Ernesto Zedillo. Era la primera vez que el Congreso Federal no tenía mayoría priista y la primera que un miembro diferente al partido del Presidente haría un pronunciamiento por la entrega del mismo. Lo que Muñoz Ledo dijo en aquella tribuna, fueron ecos de un parlamentarismo antiguo; golpes secos a un rancio Presidencialismo que no por eso lastimaron al Presidente; fueron modestas pinceladas de los viejos senadores griegos que abrazaban al pueblo en su seno; líneas discursivas destinadas a pasar a la posteridad de la democracia mexicana.

Poco le faltó a Muñoz Ledo para que fuera sacado en hombros, pues a su paso, los diputados de oposición lanzaban vítores y si hubieran tenido, también le hubieran lanzado guirnaldas. ¡Torero! ¡Torero! Gritaban ensalzando a uno de los últimos y verdaderos parlamentarios que pasaron por el Congreso de la Unión. Luego, el paso del tiempo que todo destruye, generó las circunstancias políticas para que los parlamentarios fueran sustituidos por parlanchines y gritones. El Congreso de la Unión, entró en una espiral decadente y se convirtió en un nido de intereses inapropiado para recibir al Presidente. Muchos años han pasado ya desde aquellos diálogos abiertos del Ejecutivo y el Legislativo de finales de los noventas. Acaso un vistazo al diálogo y la esgrima ideológica, un simulacro de lo que pudimos vivir en los Congresos. Antes, la oscuridad. Después, el circo con diputados enmascarados y cartulinas en los bolsillos.

Muñoz Ledo, en la máxima tribuna de la nación dijo aquel 1 de septiembre: “Estos días hemos recordado a Juárez cuando afirmaba: “Mi conciencia me dice que debo afrontar todas las dificultades, porque ésa es la obligación que el voto popular ha querido imponerme». Es la voluntad ciudadana, que no la complicidad con el poder, la que nos ha traído a este recinto. Por determinación de los electores, todos los diputados y los senadores, sin importar orígenes o partidos, representamos a la nación. Asumimos por ende el compromiso de honrar nuestro encargo actuando en todo momento con probidad y apego a nuestro mandato y en la perspectiva de los grandes intereses del país”.

Pareciera, en primera instancia, que aquellas palabras de Muñoz Ledo que proclamaban el compromiso de honrar el encargo actuando con probidad, no difieren de la exigencia, súplica o llamado, que hoy subsiste.

Los mensajes como el de Muñoz Ledo se extrañan; se extrañan los resabios de aquella oratoria antigua; se extraña ver en las tribunas a los grandes parlamentarios. Tal vez sea insano negar la razón en el llamado, pues los diputados deben votar en conciencia y sin imposiciones.

Hoy, nuestros diputados locales también deben votar y señalar el camino de Veracruz; pero deben hacerlo con la independencia que les dio el voto popular que los llevó, a ellos, al Congreso. La votación de este 5 de junio no fue un plebiscito, no fue un mandato de cómo las presentes autoridades deben conducirse, sino el deseo y decisión, de cómo deberán hacerlo los nuevos diputados y el nuevo Gobierno.

Muñoz Ledo hace casi veinte años dijo: “Remontemos las comarcas de la intolerancia; mostremos a todos que somos capaces de edificar, en la fraternidad y con el arma suprema de la razón, una patria para todos”.

En el Congreso todas las voces deben ser escuchadas, y todas deben medirse en su justa dimensión. Sin embargo, es una lástima que en este Congreso Local no haya suficientes diputados con la altura de miras ni el valor moral necesario para proclamar dignamente la independencia legislativa. Los diputados de esta Legislatura, como nunca antes que recuerde, están profundamente lastimados en su credibilidad y es por eso que se tienen que tragar enteros, todos los llamados populares, que no distinguen la separación de los poderes. De otra forma podrían contestar a quien hoy los llama, como contestó Muñoz Ledo: Analizaremos cuidadosamente el contenido de su solicitud… la Cámara de Diputados le agradecería se sirviera compartir con nosotros próximamente el resultado de nuestras deliberaciones… Que así suceda por el bien de Veracruz.

Qué lejos estamos de Muñoz Ledo y la frase que popularizó: “Todos juntos valemos más que vos’’… y qué cerca estamos de los llamados duros como el que se escuchó este martes “¿Están con Duarte o están con Veracruz?”… sí que quede claro, en esa oración, quién, quiénes o qué, se entiende por “Veracruz”.

@atticuss1910