El Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, destacó hoy el rol de la policía durante el funeral de los cinco agentes asesinados en Dallas la semana pasada, y aseguró que pese al progreso hecho en las relaciones raciales en el país “la parcialidad continúa”.
“No tenemos en nuestras calles soldados o policías, sino servidores públicos”, dijo Obama durante la ceremonia realizada en Dallas.
Obama dijo que es injusto medir a todos los policías con la misma vara, pero reconoció que los afroamericanos enfrentan disparidades en el sistema de justicia criminal y que las familias negras deben preocuparse muy a menudo sobre cómo son percibidos sus niños por la policía.
“Nos preguntamos si alguna vez la brecha entre razas en Estados Unidos puede ser cerrada”, expresó.
Obama, encabezó hoy la ceremonia de homenaje a los cinco policías asesinados en la matanza de Dallas del jueves pasado con un discurso en el que recalcó que los estadounidenses “no están tan divididos como parece” y recordó el “respeto” que merece el trabajo policial.
Obama, que acortó su viaje oficial a España un día tras la masacre de Dallas, acudió a la ciudad tejana acompañado de su esposa Michelle, y del vicepresidente estadounidense Joe Biden en un momento en el que el espectro de la agitación racial en el país ha vuelto a reaparecer.
“Estoy aquí para insistir en que no estamos tan divididos como parece. Estoy aquí para decir que debemos rechazar esa desesperación”, afirmó Obama en un emotivo discurso en el que trató de remarcar los logros alcanzados en materia racial las últimas décadas y urgió a potenciar los valores comunes.
Subrayó, además, la importancia vital del “peligroso” trabajo diario de la policía, puesto en duda por los últimos casos de abusos policiales contra minorías, especialmente la negra.
“Una abrumadora mayoría de los agentes de policía merece nuestro respeto, no nuestro desdén”, remarcó ante los aplausos de los asistentes al evento en la ciudad tejana.
Precisamente, la matanza de Dallas del pasado jueves se produjo cuando se estaba llevando a cabo una marcha en protesta contra recientes casos de violencia policial contra dos negros en Luisiana y Minesota, y que acabó en sus muertes.
El principal sospechoso, Micah Xavier Johnson, de 25 años, aseguró durante su enfrentamiento con la policía, y antes de ser abatido, que su objetivo era “matar policías blancos”.
La masacre de Dallas, que dejó cinco policías muertos y once heridos (9 policías y 2 civiles), es el suceso en el que un mayor número de agentes de seguridad ha fallecido en Estados Unidos desde los atentados del 11 de septiembre de 2001.