Cuando escribí mi anterior columna «Y si cambian al Delegado» no fue mi intención hacer una pregunta impertinente. Lo que pasa es que, advertido de los riesgos, paso por un momento de mi vida altamente sensible y reactivo a la menor censura o autocensura, así como hace medio siglo los estudiantes franceses y mexicanos pintábamos en los muros la frase prohibido prohibir.
Lo que trato de expresar es una preocupación compartida por la mayoría de los derechohabientes de este instituto ( e incluso de los ciudadanos en general) ante un hecho que se ha vuelto recurrente en la administración pública: remover personal sin explicación o peor aún, a un funcionario cuando está dando los mejores resultados para luego colocar en su lugar a cualquier hijo de vecino.
Los perjudicados siempre somos los ciudadanos, los derechohabientes. México no puede darse el lujo de estar empezando de cero con cada cambio de representantes populares o de funcionarios en esto de transformar la administración pública y el ISSSTE es parte de ella.
Entre los estudiosos de la administración pública es común coincidir en reconocer que en un esfuerzo de cambio profundo, lo más difícil es el primer paso, porque se trastocan intereses y hábitos arraigados. Pocas cosas hay tan difíciles de cambiar como a una burocracia y peor aún si está protegida por derechos y organizaciones sindicales.
Al Lic. Sebastián Lerdo de Tejada (QPD) primero y a José Reyes Baeza Terrazas actual Director General, les tocó sentar las bases institucionales de una nueva etapa del instituto cuyos objetivos, metas y lineamientos quedaron plasmados en el Programa Institucional 2014-2018.
De todo el país, la gestión a cargo de Renato Alarcon Guevara, delegado estatal en Veracruz, ha sido reconocida por la inauguración de procesos congruentes con las políticas de cambio. Evaluaciones y certificaciones han dado cuenta de ello. El cuerpo directivo de ese instituto, Junta Directiva, Asociaciones y sindicatos han constatado los avances en el instituto en Veracruz, tan solo en dos años. Aún con metas por lograr, los derechohabientes podemos sentirnos complacidos con ese esfuerzo al que se han sumado muchos médicos, enfermeras y personal administrativo del instituto en todo el estado, alcanzado los primeros lugares de productividad en todo el país.
Esta es la razón por la cual el Delegado Estatal se debe sentir satisfecho, continúe o lo cambien de ese cargo. Y sentirse, así es la máxima y debería ser la única recompensa a esperar por los servidores públicos que le hacen falta a México, llegado el momento de su relevo. Tal y como me lo expresó el Lic. Renato Alarcon en un mensaje el día de hoy por vía telefónica.
No obstante errores explicables en sistemas de responsabilidades compartidas, concluir un mandato con la frente en alto en una estructura plagada de resistencias e intereses adversos, debiera ser parte fundamental de una nueva cultura de los servidores públicos y no la excepción. Por algo se empieza. Me identifico con la excepción pues trabajé más de 40 años en el servicio público y puedo hablar,escribir y caminar con la frente en alto. Se lo que se siente poder hacerlo.