Investigadores descubrieron una nueva clase de antibiótico justo dentro de la nariz humana, de donde tomaron una muestra de una guerra bacteriana que tenía lugar allí y encontraron una molécula que mata al resistente estafilococo áureo.
El hallazgo resulta alentador para el futuro tratamiento de las infecciones causadas por las superbacterias, aseguran investigadores de la Universidad de Tübingen, Alemania, para quienes el cuerpo humano es una fuente no explotada de nuevos fármacos.
Los científicos afirman que a simple vista nuestros cuerpos no parecen ser un campo de batalla, pero a nivel microscópico son escenario de una lucha por espacio y alimento entre especies de bacterias rivales, que ahora podrían ser utilizadas como antibióticos.
El estafilococo áureo reside en las narices de una de cada tres personas sin causar un problema, pero existe una cepa de esa bacteria que ha desarrollado resistencia a la meticilina y se encuentra en dos de cada 100 personas.
En un pequeño porcentaje de los casos, la bacteria Resistente a la Meticilina de Staphylococcus aureus (MRSA) escapa al torrente sanguíneo y causa infección, la cual provoca la muerte de aproximadamente 11 mil personas al año sólo en Estados Unidos.
La última generación de fármacos para tratar la infección fue descubierta en la década de 1980, sin embargo el potencial nuevo soldado contra MRSA es una molécula llamada lugdunin, producida por la bacteria Staphylococcus lugdunensis.
En un informe publicado en la revista Nature, los expertos refieren que en una muestra de 187 pacientes, las personas cuyas narices contenían de forma natural estafilococo lugdunensis tenían seis veces menos probabilidades de tener el áureo que aquellas que no lo tenían.
Esto sugiere que el lugdunensis es capaz de combatir el crecimiento de la problemática bacteria, lo cual se traduce en que el antibiótico producido por el estafilococo podría ser desarrollado como un preventivo, quizá un aerosol nasal, por ejemplo.
La gran mayoría de los antibióticos son pequeñas moléculas que atacan a las enzimas bacterianas, proteínas que orquestan reacciones químicas dentro de la célula.
Sin embargo los investigadores encontraron que el lugdunensis es inusualmente mucho más fuerte, con un modo de acción que involucra la membrana celular que no se entiende completamente.
Este modus operandi podría ser la razón por la cual las cepas bacterianas del estafilococo áureo fueron incapaces de desarrollar resistencia al antibiótico, explicaron el científico Andreas Peschel y sus colegas.