En este siglo XXI la mayoría del magisterio nacional sigue inmersos en una sorda lucha contra nefastos gobernantes y funcionarios que implementan mecanismos ajenos a lo que debería ser el Sistema Educativo Nacional. El docente con pundonor, ética y vergüenza profesional no sólo tenía antaño que luchar contra el poder de las mafias sindicales que dominaban todo el panorama educativo -nefastos individuos que siempre han desconocido los elementos mínimos indispensables de la filosofía, teoría y práctica docente-, sino que hoy se enfrentan a otra mafia enquistada en el poder ejecutivo nacional; que viene por todo el botín que representa lo más sagrado de un pueblo; Su educación. Y si bien es cierto que la mayoría está en sus aulas demostrando un sometimiento ancestral, bulle dentro de cada uno de ellos, gran inconformidad y rechazo a todo lo que está sucediendo alrededor de ello. Si bien es cierta esta tesis, debemos manifestar aparte de nuestra indignación y voz, la mejor de nuestras acciones, que debe traducirse en una excelsa práctica docente; pues las nuevas generaciones lo merecen. Bien, la práctica  docente, aparte de ser una actividad compleja, pues se relaciona con procesos filosóficos, teóricos, axiológicos, políticos, jurídicos, sociales, administrativos, económicos, didáctico-metodológicos, ecológicos y culturales, es el  quehacer más importante y trascendental en la vida de los seres humanos sobre la faz de la tierra. Afirmamos lo anterior, argumentando que sus actividades son impulsadas por inclinaciones ontológicas y por necesidades histórico-culturales, que le permiten conocer, valorar y transformar su entorno, para la subsistencia y dominio de este. La práctica docente, específicamente en su práctica profesional es un arte “sui generis”. Es distinto de todos los demás, Es un arte, porque presupone permanente creación. Enseñar sin espíritu creador conduce inexorablemente al fracaso. Y, es permanente creación porque los hechos educativos no se repiten, al igual que para todos los docentes cada año lectivo es una nueva experiencia, porque nunca es idéntico al anterior. Porque cambian los factores que intervienen en el hecho educativo, por lo tanto, jamás se puede repetir la misma experiencia educativa. Por ello, la habilidad del docente está en percibir la realidad educativa áulica tal cual se presenta, del mismo modo la institucional, la del medio sociocultural. Es decir: captar con la mayor justeza cada uno de los factores que intervienen, de modo directo o indirecto, en su verdadero valor, sin equivocar ninguno de los coeficientes que intervienen, que con distinta importancia escalonan las formas principales y las formas secundarias del hecho educativo. Captada la realidad educativa en su totalidad, analizada con criterio educativo, y comprendida con espíritu objetivo y real, le permitirá al docente penetrarla para operar en ella con eficiencia y eficacia. La formación docente debe responder a la doble finalidad de conocer, analizar y comprender la realidad educativa en sus múltiples determinaciones: abarcar en los máximos niveles de profundidad posibles, las dimensiones de la persona, y elaborar un rol docente que constituya una alternativa de intervención en dicha realidad mediante el diseño, puesta en práctica, evaluación y reelaboración de estrategias adecuadas para la enseñanza de contenidos a sujetos específicos en contextos determinados. La tarea de enseñar, naturalmente, se produce en la personalidad del docente. Es algo tan extraordinario, que sólo la pueden paladear los que ejercen la docencia. Analógicamente, como lo que sucede con los organismos fisiológicos, que ingiriendo sustancias distintas,  pueden producir reacciones y efectos similares; cada alumno es una persona idéntica a sí misma, indivisible, única, inmanente y trascendente al mismo tiempo, con un bagaje cultural particular que lo hace irrepetible en el tiempo y en el espacio, por lo tanto, distinto a los demás pero, cuando el docente acompaña a todos y cada uno de sus alumnos en el proceso de apropiación y construcción de saberes posibilita que, sus alumnos alcancen un aprendizaje similar con resultados similares. Esto es maravilloso; enseñar para que cada alumno día a día construya su propio saber, que fortalecerá su proceso de personalización con una dinámica constante de descubrimiento, conquista y posesión de sí mismo. No hay tarea más excelsa que la de enseñar. El docente le “enseña a pescar a sus alumnos, pero no le da el pescado”. Señala el camino de auto educación que alienta la realización de la personalidad. Enseñar es un arte simple y todo de ejecución. Simple para el que posee las cualidades y calidades para ejercer la docencia y difícil para el que no las posee, pero que puede adquirir realmente. Es un arte todo de ejecución porque se basa en la práctica, entendiendo a la práctica en  el marco de la formación docente continua, es decir: la formación docente, además de las habilidades, actitudes y destrezas deberá dotar al sujeto de múltiples saberes. Estos saberes deberán permitirle a los docentes: Conocer, analizar y comprender la realidad educativa en sus múltiples determinaciones, comprender en los distintos niveles de profundidad posibles, las complejas dimensiones de la persona para el desarrollo de la formación integral del alumno, asumir en la construcción un rol docente que actúe en dicha realidad mediante el diseño, puesta en práctica, evaluación y reelaboración de estrategias adecuadas para el desarrollo integral de la personalidad a través de la promoción del aprendizaje de saberes, habilidades y actitudes, de educandos específicos en contextos determinados. Por principio, el docente, no es solamente un captador de realidades, y que desde ella elabora éxitos o fracasos educativos. Quién proceda con un criterio más o menos formal para cristalizar sistemas, para establecer métodos didácticos, para crear recetas para enseñar, se equivoca. Como se equivocaron los teóricos de la educación, que en la creencia de que por repetir teóricamente la mayor cantidad de conceptos, evaluados con rigor académico, se educaba al alumno. Pero, del mismo modo, se equivocaron los que psicologizaron la educación (Aquellos que están en situación de desventaja social ya no serán como antaño actores culpables de su propia molicie, falta de ambición o perversidad si no víctimas inocentes de alguna disfuncionalidad, carencia, malformación psicológica o de un aprendizaje o socialización deficiente), transformando el aula en un “casi-gabinete psicológico”, porque caen indefectiblemente en reduccionismos que, en definitiva provocan mayor confusión, ineficacia educativa, desprestigio social y profesional, intrusismos oportunistas, definiciones poco precisas, problemas mal planteados, que concluyen en el fracaso escolar, toda vez que, el docente se desgasta anímicamente por aportar esfuerzos de todo tipo, que en definitiva, resultan inútiles. Es decir que: ni el rigorismo pedagógico, ni el laxismo académico, educan. Ambas producen inexorablemente el fracaso escolar. Y, para demostrar esta afirmación, no hacen falta argumentos pedagógicos, que los hay y de sobra, sólo es suficiente con observar la realidad social como producto de esas corrientes pedagógicas reduccionistas de la realidad educativa, que no hacen más que corromperla. Entonces, ese producto flor y nata de una enseñanza deteriorada, no puede ser más que un fruto corrupto. Pero de ello, somos todos responsables, unos por acción y los docentes por omisión. Por lo tanto, si fuese posible enseñar con sentido esquemático o con sentido dinámico, mediante sistemas preestablecidos o recetas didácticas, al alcance de todos, sería una actividad muy fácil y hoy gozaríamos de una sociedad educada, altamente instruida, con actitudes y con procedimientos claros y transparentes orientado a la construcción del bien común. La realidad nos indica que esto, todavía, es un ideal por alcanzar y, por el cual, vale la pena aportar  todo el esfuerzo y sacrificio que contribuya para su logro. Y lo medular de la tarea del docente es crear. Crear siempre. Estar siempre dispuesto a crear. En la enseñanza, deben tenerse presente dos partes fundamentales que, no deben olvidarse, porque la componen esencialmente: por un lado, la parte vital del arte de enseñar, que es el docente y, por el otro, la parte inerte, que comprende toda la teoría del arte y su técnica.  La teoría y su técnica pueden ser aprendidas por cualquiera, por cualquiera que se lo proponga y cuente por lo menos con las capacidades intelectuales mínimas que se necesitan para cualquier actividad intelectual. Enseñar, es mucho más que manejar algunos secretos de la enseñanza aportados por la ciencia y la técnica, porque hay un secreto superior, que estos campos del saber no pueden aportar, sólo se puede llegar a través de la intuición, que le permite al docente captar las pequeñas cosas que para el científico o el técnico pasan desapercibidas. Uno de los grandes errores de los hombres dedicados a la docencia es considerar, que enseñar es sólo una cuestión de técnicas pedagógicas, adquiridas memorística y mecánicamente y aplicadas esquemáticamente. Grave error, porque el docente debe comprender críticamente la realidad del aula, la realidad institucional, la realidad sociocultural-contextual, que es la que le da sentido a la existencia institucional y, finalmente, la realidad sociocultural global que explica la realidad sociocultural-contextual. Por ello, cuando elaboramos un proyecto áulico, debemos comprender previamente este proyecto general, que para nosotros es un proyecto de vida, que no sólo fundamenta a los proyectos áulicos, sino que también, comprende y contiene al medio sociocultural que contextualiza a la misma Institución Escolar, influyendo en el mismo medio de modo educativo. En mi más de cuarenta años en el magisterio siempre di lo mejor en cada una de las responsabilidades académicas, las que abarcaron desde la educación básica hasta el nivel superior y  pese a la incomprensión de alumnos, padres, directivos y autoridades; siento tristeza por mis pares, que en su frustración atacaron siempre lo que desconocían; pero admiraré siempre a los que me compartieron sus saberes y experiencias. ¡Estamos! alodi_13@nullhotmail.com

 

 

*Maestro Emérito de México