En momentos como los que vivimos en nuestro país, de violencia, descréditos políticos, engaños y simulaciones, es importante reencontrar lo que nos distingue y mueve como especie. Debemos tomar conciencia de lo que somos como sociedad, de nuestro pasado, para evaluar cómo hemos llegado a estos niveles bajos de convivencia y respeto.

Actualmente ocupamos muchas horas de nuestro día en nuestras áreas profesionales. Por lo menos cinco días de la semana los dividimos de nuestro hogar al trabajo y así durante el resto del año y de los años laborales. Por supuesto que las relaciones humanas se tensan y a veces nos genera conflictos. Quizá por esto en muchos centros de trabajo se han diseñado estrategias para una mejor convivencia o, por lo menos, para que haya convivencia.

En días pasado en la sede del Congreso Veracruzano se impartió la conferencia: “Los tres ingredientes del amor”, como parte de las actividades del Taller de Desarrollo Humano que se imparte al personal que ahí labora. El ponente fue el psicólogo del área del servicio médico Juan Carlos Ortiz Honc.

Qué importante resulta abrir espacios para la reflexión conjunta con quienes compartimos los días y las semanas. El especialista destacó ante la concurrencia: “El amor es un sentimiento que prevalece en las relaciones humanas, nutre la autoestima y mejora las relaciones intrapersonales e interpersonales en el ámbito laboral y la familia, porque cohesiona a los miembros que la conforman para lograr un objetivo común”.

En este espacio he comentado en varias ocasiones que sólo podemos amar lo que conocemos. Por supuesto, también lo podemos odiar, que es una forma distinta de amar. ¿Realmente conocemos a quienes trabajan y comparten el tiempo a nuestro lado? Quizá, y con suerte, podamos aproximarnos a ciertas realidades que las personas nos comparten o que son resultado de la observación, pero creo que es difícil llegar a conocer y a conocernos.

Algo así pasa con nuestro país. Nos maravillamos cuando vemos fotografías de sus paisajes o escuchamos una conferencia sobre la riqueza cultural, pero la mayoría de la gente piensa en viajar y conocer lugares en el extranjero. No imagino a una quinceañera pedir un viaje por la ruta arqueológica maya o conocer los principales asentamientos mesoamericanos de Veracruz o ir a Teotihuacán, como viaje de regalo. Y no porque ella no lo quiera, sino quizá porque no lo conoce o porque su madre o padre prefiere soñar allende a las fronteras que conocer nuestro México profundo (dijera el maestro Guillermo Bonfil).

El amor es social, y nosotros somos miembros de una sociedad, ¿por qué no nos amamos? Comenta el doctor Ortiz Honc: “Grandes empresas han logrado cambios gracias a propuestas que surgen de las y los trabajadores”, por lo que recomendó no coartar las ideas de la gente por envidia, celo, o inseguridad, sino por el contrario, hay que darles la oportunidad de crecer.En todo ámbito y aún más en espacios de trabajo, es fundamental darle atención al recurso humano.

Que no nos de miedo ser libres y amar. Que ninguna persona nos diga que ésas son futilidades de la adolescencia. Hay que conocernos para mejorar. A fin de cuentas, el beneficio directo es para una, lo demás es ganancia.

Por hoy es todo, les deseo un excelente día y nos leemos en la próxima entrega.