*Sin bibliotecas, ¿qué tenemos? Ni pasado ni futuro. Camelot.
NO LO PIERDAN DE VISTA
Los agoreros futuristas a la Walter Mercado, uno de ellos me dijo, estando en Xalapa, cuna de la grilla, que no perdiera de vista al doctor Hirám Suárez Villa (alguien me dijo que su nombre es Irán). ¿Lo conoces?, preguntó como sinodal. No lo conozco, la medicina no es mi área ni mi ADN persecutor, respondí. Y entonces me dijo que no lo perdiera de vista, pues podría ser el Secretario de Salud de Miguel Angel Yunes Linares, es decir, del gobierno de Veracruz. Y dio pormenores, como aquella canción: voy a dar un pormenor de lo que a mí me ha pasado. Es un médico cirujano, de los que ejercen y operan, no como otros que no curan ni un pulque, es de Perote y ha sido diputado federal y alcalde de ese pueblo, primo del padre del senador Pepe Yunes Zorrilla, a quien el mismo gobernador electo le ofrece una relación de respeto (al padre Yunes). Fue subdirector general del ISSSTE, en tiempo que Miguel Angel allí solo sus chicharrones tronaban. Sería visto con buenos ojos su nombramiento, me dice quien lo conoce y habla bien de su persona y trabajo. El otro candidato lo sería Joaquín Guzmán Avilés, conocido como El Chapo, y el Tapado, el que Yunes designe. Hagan sus apuestas y cierren las puertas.
CHIVAS
Vi a las Chivas hacer morder el polvo al América, su eterno rival. Vi también a Veracruz empatar ante Tigres, en un juego que ese empate supo a triunfo. Envié a mi Facebook y Twiter el comentario de que el entrenador de Chivas, Almeyda, debía ser el entrenador de la Selección Mexicana, en lugar del inútil Juan Carlos Osorio (el del 0-7 contra Chile), que es un poco como el ORFIS: no sirve para nada. Matías Almeyda, entrenador Chiva, llegó hace un año y le está dando jerarquía y prestancia a ese club. Juegan como iluminados, al menos ante América se vieron como europeos. Todos son mexicanos al grito de gol y unos llegan apenas a los 20 años, brilla uno al que le dicen ‘La Chofis’. Va la historia: Estando en el vestidor de la Sub-17, allí le surgió el apodo a Javier Eduardo López Ramírez. Sus compañeros le encontraron un parecido con la novia de un futbolista compañero, llamada Sofía, La Chofis, le decían de cariño.
Se lo pusieron como burla y luego él lo adoptó con gusto.
En una aparición ante los medios de comunicación, al tener dos nombres, un periodista preguntó si le gustaría que le llamaran Javier o Eduardo.
Él simplemente respondió: “Chofis”.
Ese muchacho, guardando sus debidas proporciones, juega parecido a Messi. Al principio lo cuidaron, de 90 minutos jugaba unos quince, ahora es a la inversa, de 90 minutos juega 80, y fue factor de ese triunfo ante América, que hizo enmudecer al Estadio Azteca y abolló esa Corona de 100 años.
Reivindicaron por un rato al fútbol mexicano. Demostraron que se enaltece jugando con puros mexicanos (oigan bien, inútil Decio de María y también el inútil Justino Compeán y Guillermo Cantú, directivos de la Femexfut, que con mexicanos también se puede). Aquello parecía un México contra el Resto del Mundo, me dijo un chiva, Octavio Rodriguez Pasquel Bravo, conocedor del deporte.
GENIUS
El domingo placentero de futbol, después que Adela Micha entrevistó al gran José José, nuestro Frank Sinatra, dolido y adolorido y aquejado de las cuerdas vocales (El término correcto es cuerdas vocales, para designar en anatomía al ‘par de pliegues de la mucosa laríngea que abren o cierran la glotis y vibran para producir la voz’. El adjetivo vocales designa aquello que ‘pertenece o es relativo a la voz’. Es incorrecto cuerdas bucales, ya que el adjetivo bucal se refiere a lo ‘perteneciente o relativo a la boca’). José contó su historia de alcoholismo y drogas, sus sufrimientos cuando su padre, un alcohólico, sufrió hasta su muerte esa enfermedad que no tiene cura, y que arrastra a familias. Adela lo entrelazaba, la entrevista, con imágenes de José José cuando cantaba en la gloria, El Triste, La nave del olvido y todos aquellos éxitos que lo convirtieron no en un príncipe, en un rey de la música pop. Fue una pena que la enfermedad minara su talento, su físico, para entender que las drogas no se llevan con el cuerpo. Pero iba a Genius, una cinta excepcional que vi cuando terminó todo ese domingo. Narra la vida del editor literario Marx Perkins, el que tenía en 1920-1929 a dos escritores de la talla de F Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway, hasta que una mañana se le apareció Thomas Wolfe y terminó por editarle ‘El Angel que nos mira’ (…una piedra, una hoja, una puerta ignota; de una piedra, una hoja, una puerta. Y de todas las caras olvidadas) y El tiempo en el rio. Un libro difícil para los consumidores de sinopsis y giros argumentales. Muere de Tuberculosis cerebral, a los 38 años, este escritor egresado de Harvard, un icono en la novela americana. Actúan Jude Law, Colin Firth, Nicole Kidman, Guy Pearce y Laura Linney, puro picudo de Oscar, es una película británica-americana, que retrata aquellos años de la Gran Depresión (1929) y el ascenso de las editoras de libros, cuando los tirajes eran de 30 mil libros y aquello era un éxito. No había nada, ni celulares, ni facebooks ni tuiteros, nada, era leer, oír la radio y vivir la vida a su manera. Buena película. La vi en Roku, que alegra mi vida cinéfila por las noches.
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