Javier Sicilia

 

En el pasado mes de mayo el poeta Javier Sicilia cumplió sesenta años de vida, en los últimos años la figura pública de Sicilia ha sido muy renombrada debido a las diversas marchas y manifiestos que realizó por la enorme ola de violencia que se vive en éste País, sin embargo, independientemente a la importancia del luchador social, Javier Sicilia es un enorme poeta, novelista, ensayista, guionista y periodista, en gran parte de su obra se encuentra plasmada su posición de fe, pero no una fe ciega y dogmática, sino una fe que te permite reflexionar, dialogar, preguntar e incluso en momentos hasta duda, pero eso no lo limita para creer, al contrario, Javier Sicilia tiene fe porque se interrogó, pensó y encontró sus respuestas.

Lo anterior afirmado se percibe claramente en una de las novelas más emblemáticas de Javier Sicilia titulada: El Bautista, publicada en el año 1991. En esta sensacional novela Sicilia nos presentará a una figura clave en el cristianismo como lo es Juan El Bautista. Antes de adentrarme al mundo de la novela quisiera comentar a título de visión personal, que si se es creyente o no, por el sólo hecho de vivir y convivir en este mundo debemos esforzarnos por conocer libros que determinan e influyen en las sociedades que vivimos y la Biblia es uno de ellos, en el nuevo testamento nos encontraremos con cuatros evangelios, en ellos aparece la figura del personaje central de la novela de Sicilia llamado Juan El Bautista.

Es importante puntualizar que en: El Bautista, no estamos ante una novela histórica o biográfica, de hecho en los evangelios la figura de Juan El Bautista si bien es clave porque es el personaje que precede a Jesucristo, anuncia su llegada y lo bautiza en el río Jordán, los datos que se pueden obtener sobre Juan son muy básicos, lo que Javier Sicilia nos presenta en la novela es una respuesta a sus preguntas sobre su fe, ofrece un camino hacia una vida espiritual, por ello literalmente Sicilia manifiesta en el prólogo de la novela: “Pero al escribir El Bautista me propuse escribir una meditación espiritual de mi propio drama, y porque todo aquello que es interior es universal, del drama interior del hombre.

Si bien El Bautista no será una novela histórica o biográfica, sí se basará en los hechos bíblicos sobre Juan El Bautista, en esta obra conoceremos al personaje desde el nacimiento hasta su trágica y conocida muerte ordenada por el Rey Herodes. Interesante es conocer el origen y motivo del nacimiento de Juan El Bautista, cuando utilizo la palabra “motivo” es porque Juan no fue un ser común desde su nacimiento, el Dios de los Judíos y de los Cristianos logró mediante su omnipotencia, que Isabel siendo una mujer anciana y estéril procreara a un hijo que se llamaría Juan, quien sería un siervo de Dios y anunciaría la llegada del Mesías.

El punto anterior es importante porque la figura de Juan El Bautista no está en tela de juicio, es decir, siempre ha quedado muy claro la función y misión que tuvo que cumplir en el momento que le tocó vivir, pero ese hecho ha logrado que nos olvidemos que Juan no era el Mesías, sólo fue un hombre electo por Dios para sus fines, y precisamente en su carácter de hombre, dudó, se cuestionó, se rehusó, se desgarró e incluso Juan quiso alejarse de Dios, hacer una vida sencilla como cualquier persona y muchas veces no atendió al llamado para el que había nacido.

Javier Sicilia en la novela nos presenta a Juan El Bautista en dos vertientes, conoceremos al hombre que duda y se cuestiona, y al profeta que atiende al llamado anunciando la llegada del Cristo redentor, ahora bien, si Javier Sicilia escribió ésta novela para intentar responder sus cuestionamientos, dudas, las eternas preguntas sobre la vida, la muerte, la salvación, la fe, dramas que se viven día a día en éste mundo, es el momento idóneo para presentar la parte que desde una opinión personal considero sustantiva y actual de la novela.

Javier Sicilia en la obra señala que vivimos en una sociedad que no sabe callarse y menos dialogar con su otro yo, el mundo actual vive muy aprisa y mecanizado, nos cuesta callarnos, porque el silencio nos desnuda ante nuestra consciencia, nos reclama, interroga, juzga, exige, nos orilla a ciertas actitudes, para ser más claro, el silencio exige autoanalizarnos, pensar cómo estamos viviendo, en que nos hemos equivocado, hacia dónde vamos con la vida que llevamos, y esto aunque se escribe fácil, cuesta mucho, porque en un mundo materializado es más cómodo evadirnos a nosotros mismo, pero la guerra interna no la libraremos, sólo la estamos aplazando en perjuicio nuestro, porque tarde o temprano nuestro otro yo, nuestra conciencia, nos hará saber que como nunca quisimos escucharnos y dialogar con nosotros y con el otro, la caída ha sido libre y el daño en algunos casos es irreparable.

Juan El Bautista fue al desierto a callarse, porque el silencio es el camino que nos puede acercar a una vida espiritual, (no religiosa), y una vida espiritual no tiene que estar sólo centrada en Dios, cuando nos callamos y reflexionamos podremos intentar ser mejor persona, respetar la otredad es aprender a ser tolerantes y tristemente lo que hoy menos se ve es la tolerancia, las religiones desde sus nacimientos nos han enseñado a pelear, a dogmatizar, a imponer ideas, en la religión se pierde la libertad pensar, y Javier Sicilia en ésta genial novela hace todo lo contrario, el ejemplo es que Juan El Bautista después de su etapa de silencio en el desierto, no rechazó a Tobías el leproso y siempre le tuvo un amor genuino a María Magdalena a pesar de ser prostituta, la ley y los rigurosos de la época exigían lapidarla, Juan sólo dijo que matando al pecador no se mataba al pecado.

Finalmente, en poco hemos cambiado, los muy religiosos podrían decirme, ¡es que Jesús no ha entrado en tu corazón!, yo le contestaría que en el suyo tampoco, pero que nos guste o no tenemos que vivir y convivir y el mejor camino para lograrlo es el respeto. La premisa es: Hay que saber callar, escuchar y tolerar, es por bien de uno y del otro.