La corrupción mata al país. Lo sabemos y hemos sido partícipes alguna vez en nuestra vida. Quizá por eso admiramos a las sociedades que son menos corruptas que la nuestra. Todos los días nos enteramos de nuevos actos de esta índole y se nos hace “natural” que así sea. No protestamos, si acaso sirve de comentario ocasional en la plática matutina.
Videos, fotografías, investigaciones periodísticas, denuncias de todo tipo entre grupos políticos antagonistas, etcétera, son la forma en que nos enteramos. La opinión final es similar: no les harán nada. Y sí, la impunidad es la hermana gemela de la corrupción en este país.
Cuando se anuncia alguna cruzada, plan, programa o sistema contra la corrupción en la administración pública, no nos queda más que ponernos a temblar por los tiempos venideros. Si sólo nos ajustáramos a la ley y a su aplicación, no tendríamos necesidad de discursos e incremento de burocracia. Pero bueno, parece que nos gustan las palabras del poder.
Nunca se ha podido tapar el sol con un dedo, a lo más que hemos llegado es a cerrar los ojos y dejar que las cosas pasen. He comentado en este espacio la importancia y necesidad que tenemos, como sociedad, de exigir transparencia en la función pública. Pero también se debe exigir honestidad en los servidores y representantes populares.
Dice la diputada presidenta de la Comisión Permanente de Procuración de Justicia del Congreso local, Marcela Aguilera Landeta, que hay que ir a fondo en el combate a la corrupción. Ejemplifica con funcionarios municipales y delegados de Tránsito. “En mi distrito, Tierra Blanca, funcionarios del anterior Ayuntamiento prácticamente tenían solo una casa para vivir y hoy cuentan con hoteles, ranchos, departamentos”.
Hoy Veracruz está en el visor nacional e internacional por actos indecentes de varios representantes populares y funcionarios. Algunos ya “brincaron” a una curul federal. Otros, quizá ya ni se encuentren en el país. Combatir la corrupción es una obligación de todas y todos. Pero necesitamos el ejemplo de los que juran respetar la Constitución y las leyes que de ella emanen. Vamos, el buen juez por su casa empieza.
La legisladora dijo que actualmente son cuestionados tanto gobernadores como presidentes municipales de Veracruz y otras entidades, por ello la ley tiene que aplicarse por igual a quienes hagan uso indebido de recursos públicos.
“Ya existe un Sistema Nacional Anticorrupción, hay que hacerlo efectivo porque la sociedad quiere gobiernos eficientes, transparencia en el gasto, honestidad y sobre todo, resultados”.
¿Qué puede decir un agente vial, un policía, una dependiente de oficina pública si un ciudadano le pone una par de billetes en la mano para resolver el problema o agilizar el trámite? Nada. Quizá se ofenda o quizá recuerde las “casitas blancas”, los nuevos millonarios de la entidad o, como dice la diputada, de gente que conoció antes y después de ser funcionario de mediano nivel administrativo y hoy próspero empresario de cualquier rama comercial.
No es con discursos como resolveremos la corrupción e impunidad. No es con nuevas leyes o nuevas dependencias. Es con el ejemplo, con la honestidad y con aplicar la ley a quienes la infrinjan. Sea quien sea y donde sea. ¿No cree Usted?
Por hoy es todo, les deseo un excelente día y nos leemos en la próxima entrega