*De Sócrates: ‘Probamos el oro en el fuego, distinguimos a nuestros amigos en la adversidad’. Camelot.

LA LICENCIA DE DUARTE

Era la crónica de una renuncia muy anunciada. O de una licencia, porque así son los términos constitucionales, un gobernador y cualquier funcionario electo, no renuncian, solicitan licencia. Los santones de la comunicación, todos, o los muy vistos: Lopez Dóriga, Loret de Mola, Ciro Gómez Leyva, todos, de acuerdo a filtraciones que tenían de donde se manda y se paga, Los Pinos, sabían que los días de Javier Duarte estaban contados, y así lo anunciaron sin penar. Llegaban los vientos en contra a Veracruz. No hay viento favorable para el barco que no sabe adónde va, dijo Séneca. Machado escribió de la adversidad: “Fatigas, pero no tantas, que a fuerza de muchos golpes hasta el hierro se quebranta”. Duarte estuvo sujeto a fuego abierto, del enemigo y del fuego amigo. Lo negaron algunos a quienes les favoreció, y desde el cuartel de enfrente le llegó metralla de la dura. Lo que motivó que ayer, con Loret de Mola, en su noticiero matutino muy visto, anunciaría que ante el Congreso de Veracruz solicitaría licencia y argumentará sus argumentos de defensa. Tendrá que defenderse de tantas cosas. Es un hecho inédito. El gobernador parte por la puerta de atrás. Solo y ante el tiempo, divagará en ese lapso interrumpido. Y que sea por el bien de Veracruz porque, como se lo dijo a Loret, el enfrentamiento entre el electo y el constitucional hizo mucho daño a Veracruz. Tan solo en seguridad hay un vacío, desde la salida de Arturo Bermúdez, el hampa se soltó. Destrampados andan.

EL ARBOL CAIDO

No es tiempo de hacer leña del árbol caído. Javier Duarte fue sometido a una campaña terrible, a auditorias, a señalamientos, a acusaciones, hoy seguro muchos le negarán, le darán la espalda porque la vida es así. Yo recuerdo haberle conocido hace años, cuando en la Cámara de Diputados y en el Senado hacia sus pininos al lado de su mentor. También cuando de gobernador le vi caminar los cinco años y pico que demoró este su gobierno. Lo mismo en campaña que cuando se sentó en esa silla que hoy deja al solicitar licencia. Esas sillas embrujan, aunque Napoleón decía que eran solo un taburete forrado de seda. Donde hay poder hay conspiración, expresó Shakespeare. Le conocí de gobernador y tuve una relación de respeto con él. Solía decirme ‘Consiglieri’, por alguna vez de un asunto político donde intervine. Pero no lo era. Lo eran Jackson y Rubén Aguilar y Brito, que no sacaron la cara por él cuando la adversidad le llegó. Desde el día 5 de junio no tuve más charla con Javier. Me contaron que apagó y desechó su BlackBerry y ya no hubo manera de contactarlo. Ni por asomo. Se oía que en Casa Veracruz o que en un ranchito aledaño a Fortín, un lugar primaveral, allí se le podía encontrar. No lo vi nunca más, hasta ayer que con Loret de Mola comenzó la licencia, para dar cara y enfrentar los asuntos legales. Fue muy temprano, las malas noticias (buenas, dirán algunos de sus críticos) suelen volar a mil por hora. Una de mis hijas me despertó tempranísimo: ‘Prende a Loret de Mola, Duarte pide licencia’. Y lo prendí, y entonces escuche todo, hasta al final cuando retó, por iniciativa de Loret, al gobernador electo, Miguel Angel Yunes Linares, a un cara a cara en ese mismo sitio que antes fue el canal de las estrellas, el lunes venidero, aunque Yunes ya dijo nones, no voy. No tiene nada que ganar. Ya derrumbó al gobernador constitucional porque, dígase lo que se diga, Yunes tumbó a Bermúdez Zurita y a Javier Duarte, a los dos. Sus denuncias, públicas y legales, originaron esto. Ahora vendrá el relevo. Vendrán tiempos de más calma porque, quien quede de gobernador interino, no tiene por qué subirse a un ring que no es de él, aunque fuera Flavino, o algún megaruco que quieran traer del DF. Vendrán los memes y vendrán los chistes y más acusaciones. Muchas cosas vendrán en estos días, ya por Facebook circulan algunas. Es un hecho que la licencia pedida fue un asunto que se trató al más alto nivel, de Gobernación y de ningún otro lado, donde saben a qué hora repican las campanas a duelo. Ahora a recomponer las cosas. Dejar de temores y acusaciones. Tomar el control para poder caminar en libertad por las calles porque, a rio revuelto, ganancia de los malos. Faltan 49 días para que llegue el otro gobernador, y esta será una historia como cuando en el Vaticano hubo en un mes y pico tres Papas, a la muerte de Pablo VI y, 33 días después, Juan Pablo I, para que llegara Karol Wojtyla, conocido entre la flota como Juan Pablo II; todos esperamos que llegue con bien, sano y salvo, porque en el diario de Xalapa y El Sol de Orizaba-Córdoba hay una nota que alarma: “El PAN estatal responsabiliza al gobierno de cualquier atentado en contra del gobernador electo, Miguel Angel Yunes Linares”. Por aquellos asuntos de los retenes y de las revisiones. Así lo hizo saber ayer ese partido, el mismo día de la licencia. Esperemos que los vientos malos no lleguen a Veracruz, que un tiempo fue el pedacito de patria que sabe sufrir y cantar. Y queremos que eso siga siendo.

CORREO LECTOR

Gilberto, gusto me dio leer en tu columna los elogios al más grande y honesto dirigente deportivo, profesor Humberto Gutiérrez Zamora; tuve el privilegio de ser su amigo y era un deleite escucharlo hablar del deporte veracruzano y mexicano, muchas veces platicamos y disfrutamos un café de la Parroquia con un amigo entrañable del profesor, el dueño del Tigre Deportes, Sinforiano Vela Vélez, gracias al apoyo del profesor Gutiérrez Zamora pude participar como Oficial de maquina Ritter en los Juegos Olímpicos de 1968. José Berber Solís.

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