Comerciantes de flor en mercados de la región aseguran que del total de mercancía adquirida para esta temporada de Fieles Difuntos solo la mitad se vende y el resto se pierde porque es un producto que en dos días se echa a perder, de ahí que no sea un negocio lucrativo para quienes la siembran, pero si para los intermediarios.
La flor de temporada, explica la comerciante Irene Martínez González, se da únicamente una vez al año en la que se esperan buenas ventas para unos 450 agricultores de 17 municipios de la región donde los campos de cultivo llevan alimentos, follajes y flor a los consumidores.
Desafortunadamente, dijo, la venta de flor ya no es la misma cantidad a la de años anteriores a pesar de que debería existir una mayor demanda que los registros de diez años atrás, y esto se debe a que muchas familias abandonan a sus muertos en el panteón o bien porque no hay dinero para comprar flores.
En esta temporada, señaló que a fin de sacar la flor y apoyar a la economía de las familias estuvieron vendiendo rollos o manojos hasta de 20 pesos porque la gente no estaba en condiciones de pagar más y el cliente que mayor consumo hizo fue de 80 a 100 pesos en una sola compra.
“Aquí viene la gente y lo primero que hace es peguntar cuánto cuesta la flor, principalmente el cempaxúchitl, nube y girasol para los adultos y gladiolas, alhelí y nube para los niños son de las más solicitadas, entonces se deja de comprar en mayor cantidad la rosa, clavel y tulipanes”, expuso.
Las ventas de flor de temporada en municipios de la región no fueron buenas, coinciden las comerciantes, quienes aseguran que del total de la mercancía para comercializar en cuatro días y la mitad se les echará a perder lo cual es una merma a sus ganancias.
Rubicela Hernández Romero, secretaria de atención a grupos vulnerables de la CNC, explicó que los agricultores reciben por la siembra y cosecha de la flor de temporada muy poca ganancia por cada atado, porque la verdadera ganancia la tienen los intermediarios y acaparadores.
Por ello, precisó que se debe erradicar esta práctica y deben ser los mismos agricultores quienes tengan la posibilidad de venderla en los mercados regionales o centrales de abasto para adquirir ganancias reales.