Parece que los partidos políticos en Veracruz están decididos a perder lo poco que tenían de credibilidad. Se dan cuenta pero no les importa sumar encono partidista y de clan familiar al hartazgo del sistema político, lo cual conduce a volver endémica la ingobernabilidad e inalcanzable el consenso, y la estabilidad, necesarias para el acuerdo y la suma de voluntades y esfuerzos, condición imprescindible para remontar la profunda crisis económica y social ocasionada por el caos financiero y administrativo a que llevó la corrupción y el ejercicio patrimonialista y mafioso del poder.
PARTIDIZACION, DESGOBIERNO, CORRUPCION Y CAOS. La partidización del poder, es hoy la forma superior de corrupción y atentado al Estado de Derecho. Se partidiza la distribución del presupuesto, su ejercicio, su fiscalización, los procesos electorales de ineficaz presencia ciudadana. Se partidiza el «combate a la pobreza extrema» y los programas sociales; también la administración de la justicia. Se partidiza, en parte, el actual enojo de alcaldes. Ocurre lo mismo con el quehacer legislativo y no se diga con el naciente sistema nacional anticorrupción. Los medios de comunicación también se han partidizado. La anticorrupción partidizada es hoy bandera nacional en disputa y lo será de cara a la lucha por la sucesión de 2018.
Esta, la lucha partidista por el poder, que debiera ser ejemplar ejercicio de derechos políticos constitucionales, ha perdido legitimidad por la opacidad, también por salirse de los tiempos legales y penetrar en el tiempo y espacio del funcionamiento de las instituciones del Estado. La ciudadanización de las instituciones y el empoderamiento del ciudadano solo es la letra mas no realidad. Tiene razón el Presidente hay que reconocer lo bueno, pero también lo malo: la corrupción es un cáncer metastasiado a todas las instituciones. Aunque Usted no lo crea pero se ha partidizado una parte de la jerarquía eclesiástica, las estadísticas y hasta las plazas en los centros de investigación y difusión del Congreso.
En otra realidad y semejante padecimiento está el poder Ejecutivo: cuando un presidente, un gobernador, legislador o alcalde inaugura una obra y declara que «cumple un compromiso de campaña», está haciendo campaña y partidizando el poder que ejerce ya que legalmente las acciones como las obras públicas solo deben responder a la legislación que las fundamenta y sustenta. También hay tufo partidista cuando los entes fiscalizadores estatales de Veracruz, a destiempo, «aprueban» la cuenta pública 2015, dictaminan cuáles municipios fueron objeto de daño patrimonial y cuáles no y se decide que solo son 8 los responsables del robo al erario público. ( ¿le habrá faltado un cero al Contralor?) o bien cuando la federación deshecha la posibilidad de rescate financiero pero al mismo tiempo va a paso de tortuga la acción de la justicia contra todos los responsables y la incautación de todos los bienes mal habidos. Si la delincuencia altamente organizada ( casual o de traje) y la impunidad continúa con más velocidad y eficacia que la acción de la justicia, México está perdido. Cuando el Presidente dice que nadie puede arrojar la primera piedra (expresado antes por el Senador del PAN Ricardo García Cervantes ) hace una insinuación sin efectos.
COMPROMISOS DE CAMPAÑA. Los partidos y sus dirigentes están en su derecho de dar la interpretación que les plazca a las obras o acciones de sus gobernantes, pero estos y sus colaboradores nó porque constitucionalmente deben gobernar para todos sin distingos partidistas.
El concepto aplicable al momento crítico que se vive en Veracruz, no es el de «politización» Ojalá y así fuera pues el término involucra la polis, valores éticos y amplia participación consciente y organizada de la sociedad. Ante lo que estamos se llama, lamentablemente, PARTIDIZACION, o sea el predominio del interés de los partidos o partes de estos. Partes todas que cada vez están más lejos de representar al TODO.
EL revanchismo, el ejercicio patrimonialista del poder, los fondos públicos en cuentas personales, las auditorías «a modo» , la judicialización de la política como la partidización de la justicia y la «lucha» y guerra mediática contra la corrupción, todo es parte de la descomposición y el desgobierno en que vivimos los veracruzanos y otros estados.
HORARIO Y TEMPERATURA. Las condiciones en que se encuentra el Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto no ayudan. El daño a Veracruz ya estaba hecho cuando prosperó la iniciativa impulsada por el Senador Pepe YUNES que puso orden en el endeudamiento de estados y municipios. El Sistema Nacional Anticorrupción nació fuera de tiempo y hoy sus posibilidades de vida dependen de una incluyente redistribución nacional del poder capaz de acabar con la impunidad, recuperar para la nación los bienes sustraídos y restituir EL ESTADO DE DERECHO en Veracruz y donde sea necesario. Tiene razón el Diputado Ricardo AHUED, o esto se logra de aquí al 2018, o México entrará en una fase más grave aún de violencia y los veracruzanos tendremos que vivir dos años más en las peores condiciones económicas y sociales de la historia. Entre más tiempo dejen pasar habrá más sufrimiento, penuria y endeble gobernabilidad ahora y aún después de las siguientes elecciones de alcaldes, de gobernador y de Presidente de la República. Serán necesarias tres décadas, alguna vez pronosticó el escritor y brillante economista doctor Carlos Tello Macías.
LA FOTO. Nada más incierto que la precaria institucionalidad de una foto de cortesía desde los Pinos aunque también lo es un gobernante de temperamento reactivo. No obstante, concedamos el beneficio de la duda al nuevo gobernante, que le toca actuar en las peores condiciones y, paradójicamente, está retado a gobernar con visión de Estado, con el ejemplo, con los más elevados valores y capacidad de convocatoria. Hoy más que nunca es tiempo de austeridad republicana y de hacer más con menos en lo que hay mejores experiencias municipales que estatales.
GOBIERNO ESTATAL Y FEDERAL. El reto incluye a la federación Y al gobierno del Estado que sin pretextar el «debido proceso» deben poner orden en la administración.