El comportamiento racional electivo en la toma de decisiones, ha sido estudiado desde diferentes enfoques disciplinarios y autores, pero quien mejor lo ha descrito–para mi gusto– es sin duda Jon Elster .
Jon Elster, hoy de 77 años, sociólogo político muy importante en el mundo, nacido en Oslo Noruega y catedrático de las Universidades de Chicago, Columbia, Oslo y el College de France, ha sido reconocido por sus investigaciones y aportaciones en áreas de las ciencias sociales, filosofía de la ciencia, el comportamiento político y el estudio de las emociones y, recientemente famoso por sus estudios sobre democracia y constitucionalismo.
Pero lo que hizo famoso a Elster en los años 70, fue su aportación de la “Teoría de la Elección Racional (TER)” (Rational Choice Theory), que ha sido adoptada interdisciplinariamente y utilizada como fundamento para descifrar la intención de las decisiones en los fenómenos económico, sociales y políticos a partir del análisis de los comportamientos individuales, explicando en ese proceso la racionalidad. Postulados que hoy son superados por el propio Elster en una nueva propuesta: Teoría Ampliada de la Racionalidad (TAR).
Y ¿para qué traer a colación estas posiciones teóricas? Para tener un punto de referencia y poder explicarnos el comportamiento de los electores –en especial de los compatriotas mexicanos y latinos — en el pasado proceso electivo de los Estados Unidos.
Sin ahondar en conceptos y principios muy complicados-y limitándome a la extensión de un articulo– la teoría original de la elección racional independientemente de la posición disciplinaria en la que se inserte, su base es muy simple: “en un proceso de decisión –de cualquier tipo–el individuo se ha de inclinar sobre aquella opción, que posterior a ser priorizada y valorada con información, ofrezca la mayor utilidad” . Esto lleva implícito que en ese proceso decisorio el individuo habrá de enfrentase a la valoración de sus creencias, deseos, normas, intereses y emociones, las que habrá de aquilatar, ponderando costo-inversión-beneficio, antes de hacer una elección. Pero, si su comportamiento es racional, generalmente habrá de buscar aquella opción que le permita la maximización del beneficio.
Elster, en su nueva concepción de la teoría o posición ampliada –TAR–aclara que: “la búsqueda del beneficio no siempre es la meta de los individuos, pero sí tratan de lograrla previniéndose a futuro”, a lo que él llama racionalidad imperfecta. Y la racionalidad imperfecta se da porque el individuo antepone también emociones en un proceso decisorio y ello le puede restar objetividad o volverle irracional, pero también ello lo puede llevar a buscar otras alternativas o caminos—metas intermedias—para evaluar. Ahora bien, la racionalidad puede usar las emociones, siempre y cuando las creencias no se deformen y en ello tiene mucho que ver, el nivel de conocimientos o información de cada individuo. Es decir si éste tiene elementos formativos e informativos suficientes (cultura o capacidades) evitará que su decisión sea irracional. Luego entonces, si sus creencias y emociones están en equilibrio con su racionalidad, entonces tendrá más claro el camino en la búsqueda de la máxima utilidad.
Ahora bien, estos principios teóricos los podemos llevar a un hecho real. Por ejemplo analizar desde esta perspectiva –TER y TAR–el comportamiento racional de quienes hicieron ganar a Trump en el pasado proceso, en particular el de muchos mexicanos y Latinos que viven o nacieron en los EEUU y la forma en que expresaron su decisión.
De acuerdo a las entrevistas que se hicieron los días previos a la jornada electoral a latinos y mexicoamericanos, se pudo analizar mucha indecisión en su posición, fluctuando en lo siguiente:
a. Que para éstos grupos, pero en especial para muchos mexicanos, no era fácil dejar de apoyar a una posición política que cobijaba la lucha migrante—que es su origen y la tienen muy dentro– y votar por una posición política diferente. Sin embargo lo hicieron. Se habla que del 15 % de latinos que allá votan, el 10 % aproximadamente votó por el candidato republicano.
Luego entonces, la TAR permite interpretar el comportamiento emotivo-racional para inferir que, en un proceso electivo tan cerrado como la pasada elección a la presidencia de los EEUU y en donde en el fondo cada individuo prioriza sus deseos, creencias, normas e intereses antes de emitir su decisión, independientemente de lo emotivo, el individuo tiende analizar las conveniencias de cada alternativa, buscando lo que le ofrezca finalmente la mejor oportunidad. Y en este caso, la concepción de votar por Hillary para algunos no era la mejor, pues implicaba abrir las puertas al país a más latinos, y con ello cerrar las posibilidades a los locales mexicoamericanos en trabajo y oportunidades; es decir, su reflexión racional fue observar en ello una amenaza para su seguridad laboral y competencia desleal a su proyecto como ciudadano americano.
b. Por otra parte, al analizarse la posición del contrincante Trump, de devolverle el sentido de pertenencia e identidad al norteamericano–a su modo—, incluyendo en ello a los legalizados y nacidos allá—que no a los ilegales–, dejó implícito que con ello lograrían éstos un mejor trato a su condición de locales. Dicha posición permitió enganchar a todos esos grupos, especialmente a los nacidos ya en ese país. Grupos que ya han adoptado su cultura y es lógico que defiendan al país que adoptó a sus padres y hoy les da oportunidades. Por otra parte Trump fue percibido como el clásico emblema del norteamericano puro, rico y dominante, en suma el magnate pudiente que busca por sobre todo la mayor utilidad en sus negociaciones, figura que impactó principalmente a cierto tipo de jóvenes de clase media.
c. Por lo tanto era lógico que en algún momento, esa esencia venciera, y de acuerdo a su conveniencia buscara una buena parte de los ciudadanos rescatar el respeto a su esencia como norteamericanos, salvaguardando el mayor beneficio hacia los de adentro por sobre los de fuera.
Luego entonces, este análisis objetivo permite suponer por qué el voto latino-mexicano se dividió, efecto similar que se dio con el “voto negro” y el voto de los blancos de clase baja y media.
Otros de los aspectos que influyen en un proceso decisorio racional, son las condiciones contextuales en que se insertan los procesos decisorios. En este caso, las posiciones anti régimen, el machismo, el racismo, los antecedentes en Ameriza de las mujeres que han llegado a las presidencias que han sido cuestionadas en sus resultados, sumado a posiciones tradicionalistas de los estadounidenses ortodoxos de desconfiar en darle a una mujer la directriz de un país, que hoy lucha por equilibrar su economía y hacer frente a sus enemigos en el mundo que amenazan con implantar el terrorismo en su territorio, etc., factores que se toman como base para negar el respaldo a una candidata –por muy valiosa que sea–. Y esto no es solo una percepción masculina, curiosamente esas percepciones son alimentadas mayormente en las mujeres estadounidenses de clase media, deformando su percepción y negando así su apoyo a las de su mismo género.
Luego entonces el pragmatismo y el uso de la racionalidad—como una cultura muy arraigada en ese país–, no ha sido negativo para sus planes sociales y económicos, En mucho se debe a ello que haya crecido con mayor celeridad que cualquier otro. Sin negar que tengan muchos y serios problemas de tipo social y económico, pero que su propia actitud les permite enfrentar, en un nuevo estilo de hacer política en adelante, que se espera sea mejor.
Por lo pronto, hoy nuestros vecinos en la persona de sus principales actores políticos –sin ser una sociedad perfecta– al ofrecer una actitud madura después de la elección nos demuestran una vez más su sentido de la objetividad. Ayer los candidatos compitieron, hoy reconocen los resultados tanto el que pierde como el que gana, y por conveniencia se dan la mano. Tienen que buscar la unidad y la identidad nuevamente porque es una forma calculada para poder iniciar una etapa diferente, en donde los partidos pasan a segundo término y la prioridad es ahora el interés colectivo.
Ojala les aprendiéramos algo. Allá nuestros compatriotas han tenido que aprender a vivir en esa cultura racional, anteponiendo lo objetivo sobre lo sentimental, lo práctico frente a lo tradicional, lo complejo frente a lo simple, la calidad sobre la cantidad, la solidaridad sobre la envidia, el respeto a la norma sobre el obstinamiento, la consciencia en la verdad por sobre la mentira, el trabajo sobre la apatía, la inteligencia emocional sobre la visceral, etc., etc.
Gracias y hasta la próxima.