Este domingo 27 de noviembre la Iglesia Católica inicia un nuevo año litúrgico con el
periodo que llamamos ADVIENTO (Del Latín “Adventus”: «presencia», «llegada»,
«venida» o “visita”), son cuatro semanas de preparación para la navidad.
Con el ADVIENTO celebramos la presencia de Dios. Aunque no podamos verlo ni
tocarlo, Él está en medio de nosotros, es el Emmanuel, el Dios con nosotros. Dios no
se ha quedado allá en el cielo sino que decidió caminar con la humanidad, se hizo
cercano para llevarnos a la comunión con Dios.
Este acercamiento divino está movido por el AMOR DE DIOS A LA HUMANIDAD.
San Juan lo expresa así. “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su propio hijo para
que el mundo tenga vida” (Jn 3, 16). Esta entrega inicia propiamente con el misterio de
la encarnación que vamos a celebrar en la Navidad. Y nos preparamos a él durante el
tiempo del Adviento.
El Adviento se estructura en dos grandes partes: la primera va desde el primer
domingo hasta el día 16 de diciembre, esta etapa contiene un carácter escatológico,
en ella se insiste en la venida del Señor al final de los tiempos; la segunda va desde el
17 de diciembre hasta el día 24, y se orienta a preparar más explícitamente la venida
de Jesucristo en la historia, la Navidad.
Las lecturas bíblicas de este periodo están tomadas sobre todo del profeta Isaías
(primera lectura), también se recogen los pasajes más proféticos del Antiguo
Testamento señalando la llegada del Mesías. Son textos que nos hablan de las
promesas y de lo que Dios espera de la humanidad. Isaías, Juan Bautista y María de
Nazaret son los modelos de creyentes que la Iglesia ofrece a los fieles para preparar la
venida del Señor Jesús.
Un rasgo característico de este tiempo es el tema de la ESPERANZA. Mientras nos
preparamos para celebrar la gran fiesta del nacimiento de Cristo Salvador, se reaviva
la esperanza de su venida gloriosa al final de los tiempos.
La esperanza Cristiana a la que nos referimos se distingue de la Esperanza humana.
Ambas virtudes ponen la mirada en un bien futuro, con la diferencia de que en la
esperanza humana no estamos ciertos de alcanzarlo, mientras que en la Esperanza
cristiana, lo que esperamos es un bien del que estamos seguros porque Dios ya lo ha
revelado.
La llegada del nuevo año litúrgico se ubica además en el contexto próximo de un
nuevo gobierno en Veracruz donde se espera que haya cambios notables que ayuden
a respirar a los veracruzanos. La dramática situación (económica, política y social) con
la que está cerrando la actual administración ha estado a punto de estallar en un
conflicto social que a nadie beneficia.
Son muchos los desafíos que enfrentará el nuevo gobierno: sobreendeudamiento
económico, rezagos sociales en seguridad, salud, vivienda y educación. La
infraestructura carrera es vergonzosa. El gobierno de Veracruz vive la peor de las
crisis, estamos como en una desertificación de sus instituciones y en una crisis de
credibilidad.
Sin embargo esta realidad aunque grave, no debe robarnos la ESPERANZA.
Necesitamos mirar el futuro con Esperanza y optimismo. Que el paso por este desierto
no nos lleve a desconfiar del futuro. Esperamos que el desierto florezca y que lleguen
nuevos tiempos para todos. El Estado de Veracruz tiene todavía muchas riquezas y
desde ahí debemos reconstruirnos. No podemos esperar que todo se resolverá desde
arriba necesitamos también participar cada uno de nosotros. Gobierno y ciudadanos
debemos tener una misma mirada, en este caso que la vaya bien a todos.
Hay que apostarle al trabajo cotidiano hecho con responsabilidad, dedicación,
creatividad y entusiasmo, se requiere transparencia y rendición de cuentas en la
administración de los recursos públicos, esperamos un gobierno austero que gaste lo
necesario, administre bien y sea productivo. Menos burocracia y más eficiencia. Una
nueva cultura de la administración pública que privilegie el bien común, deseche los
privilegios principescos y esté más cerca de la gente y sus necesidades.
Este tiempo de Adviento iremos observando cómo se iluminan las ciudades y las
casas, este ejercicio también lo debemos hacer hacia el interior de nosotros. En medio
de tanta obscuridad debemos encender luces que contribuyan a ser mejores
ciudadanos, comprometidos con los valores de la justicia, la solidaridad y la paz.
Pbro. José Manuel Suazo Reyes
Director
Oficina Comunicación Social
Arquidiócesis de Xalapa
Inicia adviento para iglesia católica
Lugar:
Xalapa, Ver.
Fuente:
Crónica del Poder