Cada fin de año se celebra en diversas regiones del sur de México el ritual de «El Viejo», que representa la despedida del año viejo y de «tronar» todo lo negativo que hubo durante ese año, y que esto sea una especie de renovación para dar la bienvenida al año nuevo.
Esta tradición al igual que La Rama, es original de los Tuxtlas y de la Cuenca del Papaloapan en el estado de Veracruz, pero se ha extendido a otros estados del sureste como Oaxaca, Chiapas, Yucatán y Tabasco, teniendo incluso algunas apariciones en otros estados a través de familias provenientes de esas regiones.
Se cuenta que nació en el puerto de Veracruz, por una manifestación de unos trabajadores del muelle, quienes comenzaron a hacer escándalo con latas y cencerros pidiendo aguinaldo, al principio, el líder fue sancionado pero al año siguiente lograron obtener algunos beneficios de sus patrones, con tal de evitar que los trabajadores hicieran mucho ruido, de ello cuenta el historiador Ricardo Cañas a xeu noticias.
En los días previos al fin de año se realiza un muñeco relleno de papel, trapo y cohetes pirotécnicos, mismo que se viste con harapos: pantalón, camisa, zapatos, paliacate, un sombrero y un puro o cigarro dentro de la boca, muñeco que representa al año viejo. Es entonces que el 28 de diciembre, es decir, cuatro días antes de finalizar el año, el muñeco se sienta frente a las casas con un letrero que dice «una limosna para este pobre viejo, que ha dejado hijos para el año nuevo» y una lata para recoger el dinero o limosna que será empleada para comprar cohetes para quemarlos el día 31 y para golosinas que se reparten a los niños.
Otra versión dice que la tradición del viejo nació de la caracterización que hicieron de un coreano que tenía un parecido con una imagen del año viejo que aparecía en uno de los almanaques japoneses que llegaban a Veracruz. Este coreano vestido como año viejo y un niño que lo seguía, desfilaron por las calles y el último día del año se organizó una fiesta con música hasta muy entrada la madrugada y así, la fiesta del coreano se hizo una tradición en el puerto.
En las noches «El viejo» recorre los pueblos acostado en una camilla con un séquito que va pidiendo limosna, acompañado en muchas ocasiones de una comparsa compuesta por una viuda embarazada (que dará a luz al año nuevo), una rumbera y un pequeño grupo musical.