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La Jornada

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) llamó al gobierno, legisladores y partidos políticos a «reconsiderar» el gasolinazo y resolver esta coyuntura de manera «inteligente y creativa».

En conferencia de prensa, Alfonso Miranda Guardiola, secretario general de la CEM, exhortó a las autoridades a ser «sensibles» ante este «golpe radical» a la economía familiar.

Insistió en que se debe «bajar» el precio de de los combustibles, pues ha generado descontento, actos de protestas e incluso saqueos.

Dijo que los obispos son «sensibles ante el momento actual que aqueja a nuestra sociedad».

«Como Conferencia del Episcopado Mexicano hacemos un llamado a todos los actores de la sociedad (gobierno, empresas, sociedad civil, partidos políticos, iglesias e instituciones académicas, entre otros), a recorrer el camino de la paz, la justicia y la solidaridad, resolviendo de manera inteligente y creativa los grandes retos que se nos presentan. La disposición para construir la paz y el bien común entre nosotros, es la mejor forma de fortalecer nuestra unidad».

Apuntó que ante «la disposición del aumento al precio de los combustibles, exhortamos a las autoridades civiles a reconsiderar seriamente -dado el contexto nacional y las variables internacionales-, esta medida que afecta a todo nuestro país, especialmente a los más pobres».

Indicó que «se requiere ser sensibles a las necesidades cotidianas de la gente, y ser conscientes de las consecuencias de esta medida gubernamental. Hacemos un llamado a la autoridad, especialmente al Poder Ejecutivo y Legislativo, a mirar desde abajo y no solamente desde arriba. No es correcto imponer leyes sin tomar en cuenta la realidad y el sentir que vive la gente, sobre todo los más desamparados».

También llamó a los ciudadanos a que «su descontento manifiesto, y su malestar, comprensible, se encaucen a través de medios pacíficos, creativos y respetuosos de la ley», porque «nunca la violencia, el vandalismo, el saqueo o la afectación a las vías de comunicación serán el camino».

Remarcó que «es urgente construir lazos solidarios verdaderos que promuevan el diálogo, la confianza y la certidumbre entre nosotros» y precisó que no es el camino «la confrontación estéril y la anarquía, pues estas conductas no resuelven los grandes problemas del país, sino que dividen aún más a la nación».

Insistió en que «la violencia genera violencia, destrucción. No expongamos, ni atentemos contra la integridad de ninguna persona, ni la paz social. Seamos sensibles con quienes están siendo doblemente afectados: los que no pueden llegar a sus trabajos, hospitales, escuelas, o no pueden abrir sus comercios, o están siendo saqueados».

En tal sentido exhortó «a todos los miembros de la Iglesia Católica a solidarizarnos especialmente con los más afectados» y se hizo «eco del reciente mensaje del Papa Francisco, el pasado 1 de enero, sobre la Jornada Mundial de la Paz».

Remarcó que el camino ante el repudio a estas medidas «la no violencia activa» y el «dialogo nacional».