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AFP

La nueva sitcom de Netflix One day at a time (Un día a la vez) pone en escena a una familia cubanoestadunidense y toca temas como la inmigración, el sexismo y el racismo, un cóctel explosivo en el clima social y político actual del país.

Todas las escenas de la primera temporada de esta serie humorística, colgada en línea a comienzos de mes por la plataforma de video, fueron filmadas meses antes de la elección de Donald Trump, pero algunas toman ahora un nuevo significado.

Un episodio gira por ejemplo en torno a la inmigración clandestina en Estados Unidos y las deportaciones de inmigrantes sin papeles, una prioridad para el futuro presidente.

Durante una animada discusión de la sitcom, los tolerantes se oponen a los legalistas, campo en el cual se halla un joven blanco conservador y una septuagenaria inmigrante cubana.

«No los expulsaron a su país, los mandaron a otro sitio», explica la heroína Penélope, una madre cuarentona que se está divorciando, sobre una pareja de inmigrantes que es trasladada por las autoridades hasta la frontera mexicana, para subrayar la complejidad de la situación de los clandestinos que a veces residen en Estados Unidos desde hace décadas.

«Ya habíamos terminado el guión» cuando Trump hizo de la inmigración ilegal uno de los temas claves de la campaña, «pero tocamos el asunto», explicó la estadounidense de origen cubano Gloria Calderon Kellett, coguionista y «co-showrunner» (directora de una serie) de One day at a time.

A pesar de todo, «creo que será pertinente, más pertinente de lo que nunca hubiéramos podido imaginar», dijo a fines de octubre en una mesa redonda con periodistas en Nueva York, dos semanas antes de la elección presidencial.

«Encasillados»

One day at a time es una nueva versión de una serie con el mismo nombre famosa en Estados Unidos difundida entre 1975 y 1984. El hilo conductor es el personaje de una madre soltera con dos niños a cargo.

Pero la familia blanca de Indianápolis se convirtió en una familia hispana de Los Ángeles, con una tercera generación encarnada por la abuela, que llegó de jovencita desde Cuba en 1962. La famosa actriz puertorriqueña Rita Moreno desempeña ese papel.

Para Gloria Calderon Kellett, que se inspiró en su propia historia para escribir la serie, era la ocasión de abrir el horizonte a personajes hispanos en la televisión.

«Siempre estamos encasillados», lamentó Justina Machado, una actriz estadounidense de padres puertorriqueños y con una abuela cubana que encarna a Penélope. «La chica sexy y apasionada, el mejor amigo chistoso o el policía duro. Es como si no hubiera nada más».

«Lo que me gusta de Penélope es que tiene múltiples caras», dijo.

One day at a time se inscribe en una nueva tendencia, pero no es pionero.

Estos últimos años, Jane The Virgin también puso en escena a tres generaciones de hispanos, East Los High a adolescentes latinos de Los Ángeles, y los dos personajes principales de la serie de Netflix The Get Down, sobre el nacimiento del hip-hop, tienen sus orígenes en Latinoamérica.

Además de su capacidad de abordar la inmigración, One day at a time evoca también el racismo cotidiano, simbolizado por reflexiones torpes de personajes blancos que muestran a qué punto los estereotipos están anclados en la sociedad estadounidense.

Penélope afronta igualmente el sexismo en su trabajo de enfermera, al igual que lo hizo cuando estaba en las fuerzas armadas. Porque esta madre fue soldado en Afganistán, otro elemento importante de la historia.

La escritora dijo que quería recordar que muchos hispanos se unieron a las fuerzas armadas para beneficiarse del G.I. Bill, que ayuda a los soldados a financiar sus estudios universitarios.

Los guionistas usan también ese sesgo para abordar el tema del estrés postraumático, un tema difícil de tratar en una sitcom.

Y no le huyen a otros como la depresión, la vejez o la crisis de fe. «Pero sin machacarte», advirtió Justina Machado. «Detesto eso».