A lo largo y ancho de nuestro país existen cientos de zonas arqueológicas repartidas en casi todos los estados, un reflejo de la gran cantidad de culturas prehispánicas que habitaron México antes de la Conquista y que hoy forman parte fundamental de nuestra herencia cultural.
Una de estas zonas, que se encuentra en la zona del centro de México donde más se conjugaron diferentes culturas, es la de los ‘Atlantes de Tula’, esculturas enormes que demuestran la habilidad de nuestros ancestros y que dejan con la boca abierta a cualquiera.
Los ‘Gigantes de Tula’ o ‘Atlantes de Tula’ son esculturas monumentales de 4.5 metros de altura, tallados en basalto y que representan a los guerreros de la cultura tolteca.
Estas esculturas se encuentran en la parte superior del templo Tlahuizcalpantecutli, donde antes sostenían el techo del recinto.
Estas esculturas es uno de los principales atractivos de la zona arqueológica de Tula, donde se encontraba la capital del imperio Tolteca. Las investigaciones apuntan a que los toltecas llegaron de Teotihuacán después de su caída, y fundaron esta nueva ciudad en representación a esta zona, pero en menor escala.
La visita a esta zona es una tradición, tanto para mexicanos como para turistas, ya que es una demostración de una cultura totalmente diferente a la azteca, la teotihuacana o la maya, y se encuentra en uno de los estados de la republica con más riqueza histórica.
Así, por un lado se puede disfrutar de todo el esplendor prehispánico de Tula, y, en unos cuantos metros, todo el aspecto colonial del estado de Hidalgo; por un lado están las artesanías de artistas indígenas que rememoran a los toltecas, la comida como los escamoles o los gusanos de maguey, y por otro lado, la frijoles con epazote, gorditas rellenas y más.
Visitar las zonas arqueológicas de nuestro país es una tradición de muchos de los habitantes, ya sea un viaje escolar o familiar, estas áreas permiten que nos alejemos del bullicio de la ciudad y reconectar con un pasado que se mantiene vigente.
