Para comprender la naturaleza del Sistema Nacional Anticorrupción es importante contextualizarlo dentro de un proceso más amplio de transformación democrática, señaló Arely Gómez.
La titular de la Secretaría de la Función Pública (SFP) señaló en conferencia con integrantes del Colegio de Ingenieros Civiles de México, A.C., que las demandas históricas planteaban, y lo siguen haciendo, reclamos de naturaleza social, económica y política como lo son la educación, la protección de los derechos humanos y, muy importante: la transparencia y el acceso a la información pública.
Expresó que le interesa contextualizar la creación normativa del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) en el marco de las reformas que el presidente Enrique Peña Nieto ha impulsado.
“Dos de estas grandes reformas son: Reforma en Materia de Transparencia y Gobierno Abierto, y Reforma en Materia de Combate a la Corrupción”, expresó.
Afirmó que de éstas reformas se pueden identificar hasta cuatro grandes sistemas con naturaleza y objetivos diferentes, pero con vasos comunicantes que tienen como función primordial: generar un mejor gobierno que rinda cuentas, sea íntegro y en el que no quepan los actos de corrupción.
Gómez señaló que el Sistema Nacional Anticorrupción es una plataforma operativa de coordinación y colaboración entre actores gubernamentales y no gubernamentales y se funda y opera a partir de instrumentos jurídicos concretos.
La reforma constitucional garantiza la permanencia del SNA y lo protege de los cambios de administración al fundarlo en la propia Carta Magna.
La reforma constitucional garantiza también la pluralidad que debe mantener el SNA y el lugar prioritario que ha de tener la sociedad.