El día primero de marzo de 1797 nació en la ciudad de Cosamaloapan uno de los grandes personajes de esta hermosa zona de nuestro estado. El medico, maestro, político y poeta Manuel Eulogio Carpio Hernández.

Destacado intelectual al que le siguió los pasos otro ilustre veracruzano José Bernardo Couto quien le hizo una excelente biografía en el libro Poesía de Don Manuel Carpio publicado en 1860. Nos comenta que fue el octavo hijo de Antonio José Carpio, nativo de las cercanías de Córdoba en España y la señora Doña Josefa Hernández de la aristocracia porteña de Veracruz. Su progenitor dedicado al comercio del algodón lo llevó a la ciudad de Puebla, lugar al que se traslada toda la familia.

Al cuidado de su madre cuando su padre fallece, ingresa al Seminario Conciliar de Puebla en donde se adoctrina en latín, filosofía y teología, su pasatiempo preferido es la lectura y guiado por sus maestros se adentra en el conocimiento de la historia antigua, los clásicos griegos y latinos. Parecía que se inclinaría por el sacerdocio pero decide cursar la cátedra de derecho, sin embargo ya tenía la curiosidad y la inclinación por la ciencia. Finalmente se decide por la medicina que sólo se impartía en la Universidad de México y Guadalajara

Al ver que la cirugía se ofrecía en un curso de cuatro años en el Hospital Real sin conocimientos previos, decide junto con otros dos jóvenes abrir una escuela privada para el estudio de la medicina, al siguiente año ya era el presidente de la Academia de dicha rama del conocimiento. Ante las innovaciones académicas y gracias a sus investigaciones medicas les expiden la titulación de cirujanos latinos, prosiguiendo el inquieto Manuel sus estudios de especialización en la ciudad de México. Como galeno fue un hombre muy certero en su diagnostico y tratamiento, cargado de paciencia y bondad con sus enfermos.

Como maestro impartió las cátedras de filología, higiene e historia de las ciencias médicas hasta los últimos días de su vida. Escribió artículos médicos en los periódicos de 1836 al 41. Publicó el manual Medicina doméstica.

Fue un hombre de extensos conocimientos en geología y astronomía. También fue un gran aficionado a la arqueología y las letras.

Es en la poesía donde más se le conoció, llega a ella pasados los cuarenta años alternándola con epigramas. Couto menciona que el renacimiento de la poesía en México se debió en parte a Manuel Carpio que abrió nuevos caminos, abordando entonación y gusto a los asuntos nobles como la religiosidad, la bondad del alma y la rectitud de sentimientos. Participó en la Academia de Letras al lado de Andrés Quintana Roo, Guillermo Prieto y otros distinguidos literatos.

Fungió como Diputado por el Estado de México entre 1825 al 26. Dos años después regresa a Xalapa siendo un importante personaje, en 1848 fue miembro de la Cámara de Diputados y en el 51 la de senadores.

Formó parte del jurado calificador que eligió a Francisco González Bocanegra como triunfador de la letra en el concurso del Himno Nacional Mexicano en 1854.

Don Manuel Carpio fue un hombre de rostro sereno, frente espaciosa, de un andar grave y reposado, la Dirección de la Academia de San Carlos ofreció un busto un poco más grande que el tamaño natural que lo representa con gran exactitud, quedando su figura esculpida, al igual lo hizo en sus actos y las letras dejando un importante legado el prócer veracruzano.

Como la entrada a un profundo sueño dejó de existir el 11 de febrero de 1860.

El 4 de junio de 1918 la ciudad de Cosamaloapan por decreto y en reconocimiento a su infatigable actividad en la ciencia, la política, la poesía y la cultura en general lleva el nombre de Cosamaloapan de Carpio.

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