Estamos hablando de conductas muy comunes en la política mexicana extensivas a la política veracruzana, donde no se dice lo que se piensa y tampoco se hace lo que se dice. Lo que abundan son los eufemismos, con sus marcadas excepciones, hasta la saciedad, creando un ambiente de simulación e inutilidad. Es difícil pensar en una separación entre la forma de ser en lo privado y su actividad política. Arrastramos una pesada herencia demagógica cuya solidez y repetición nos llevará un poco más de tiempo para debilitarla y, eventualmente, erradicarla. Es impresionante como pueden hablar hasta en sentidos y grandilocuentes discursos para decir mentiras y fantasías, para esparcir bolas de humo o palabrería hueca. La palabra es vital, con voz y gestos, para explicar lo qué pasa y convencer de las ideas que se porten, para convocar y suscitar respaldos, cuando son reales, realistas y honestas.
Esta introducción permite ubicar con claridad los términos en que se desenvuelven los políticos en esta etapa de Veracruz, especialmente los auto llamados opositores. No entenderíamos mucho si nos basamos en sus dichos, para ubicarlos hay que acudir a sus prácticas y a sus expresiones durante varias etapas; de ahí se verá si son consecuentes y tienen posturas firmes y serias. Esta forma de ubicar a los políticos es prudente y realista, sin duda será de utilidad para entenderlos y así saber de sus intenciones, reales o simplemente figuradas. A fuerza de repetirse la mayoría de los políticos han desgastado y vaciado de contenido sus mensajes, diciendo ocurrencias y dando prioridad a frivolidades.
En Veracruz vivimos con una obvia incertidumbre ante la sistemática oposición del PRI y MORENA a la propuesta de reestructuración presentada por el Ejecutivo de nuestra Entidad; sin argumentos o demagógicamente la rechazan en el Congreso; aquí vale la pena detenerse un momento y enfocar la mirada en esa inflexible postura partidista: aducen varias cuestiones para votar en contra, como que no hay información suficiente, que existe opacidad y que algo de lo que resulte como remanente se utilice en la deuda con Ayuntamientos. Ese es el discurso con el que pretenden justificar su oposición sistemática. Es de obviedad que tienen derecho a votar libremente, que pueden seguir consignas partidistas y, que, finalmente, estamos ante un juego de poder; nada de desgarrarse las vestiduras o fundar hogueras de la pureza.
El punto es que mienten, que votan en contra por muy determinados motivos, como no facilitar nada al Gobernador de la alternancia e intentar debilitarlo. Eluden hablar claro, no le dicen la verdad a la gente porque sufrirían rechazo. En forma pública MORENA anticipó su voto en contra, en una postura adelantada, es decir, omitiendo lecturas y méritos de la propuesta, simplemente ir en contra porque proviene de un gobierno que no les agrada. Pero no hablan claro, inventan pretextos y caen en la clásica demagogia que se desliza a la deshonestidad y renuncian a jugar su papel representativo de los veracruzanos para limitarse a acatar una agenda partidista. Estamos ante un ejemplo contundente de una conducta demagógica donde se procede por ciertas razones pero se invocan otras para justificar la negatividad. Ahí hay deshonestidad consciente, lo que vendría a cuestionar sus intenciones en todo.
Los legisladores tienen derecho a votar, juegan un papel; nadie podría asustarse de eso; la cuestión es su papel de representantes populares y la obligación de rendir cuentas, teniendo que definirse entre su fidelidad partidista y el interés ciudadano. Diputado que no consulte a sus representados está desnaturalizando su función y pasando a jugar un papel secundario. No es fácil pero habría que apelar al voto de conciencia cuando se les imponen condiciones y exigencias que los alejan de los ciudadanos de sus distritos y de la entidad veracruzana.
Ufa.1959@nullgmail.com
Recadito: Reestructurar deudas económicas y de sueños por una vida mejor para Veracruz.