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EFE

La Vía Láctea pudo ser en sus orígenes masiva, polvorienta, con altos índices de formación de estrellas y grandes capas extendidas de gas, según las observaciones hechas de otras formaciones similares a nuestra galaxia cuando el Universo estaba en sus primeras fases.

Gracias a la alta sensibilidad del telescopio Alma, en el desierto chileno de Atacama, los astrónomos han observado dos galaxias similares a la Vía Láctea cuando el Universo tenía sólo un ocho por ciento de su edad actual, según un estudio que publica Science.

Esas galaxias en espiral que son como un día fue la Vía Láctea, están rodeadas de «super-halos» (gran anillo) de hidrógeno que se extienden muchos cientos de miles de años luz más allá de sus discos polvorientos y repletos de estrellas.

Durante décadas, para observar las galaxias distantes los astrónomos han buscado la forma característica en que sus gases absorben la luz brillante de los quásares que se sitúan en un segundo plano de las formaciones estelares.

La luz de esos quásares lejanos al pasar por las galaxias que encuentra en su camino hacia la Tierra puede registrar la «firma espectral», un tipo de radiación del gas de una galaxia, pero que es muy difícil de detectar.

Imagina una pequeña luciérnaga junto a un proyector de alta potencia. Eso es a lo que los astrónomos se enfrentan cuando se quiere observar esas versiones juveniles de nuestra galaxia», señaló el autor principal de estudio, Marcel Neeleman, de la Universidad de California.

Los intentos de observar directamente la luz de esas galaxias distantes han sido, en su mayoría, infructuosos, pero ahora, un grupo de astrónomos han logrado ver sus emisiones, lo que ofrece la oportunidad «de saber cosas sobre los primeros tiempos de la historia de nuestra galaxia y de otras similares a ella», agregó.

Sin embargo, el resultado no fue el esperado. Pensaban ver débiles emisiones por encima del quásar, pero en realidad observaron «fuertes y brillantes emisiones de carbono procedentes de las galaxias y muy separadas de los quásares situados en segundo plano», explicó el profesor de Astronomía de la misma universidad, Xavier Prochaska.

Los datos procedentes de ALMA también revelan que ambas galaxias están a unos 12 mil millones de años luz de la Tierra y forman estrellas a una velocidad «moderadamente alta».

Además, han resuelto una cuestión que desde hace una década se hacían los expertos sobre la formación de las galaxias, pues ahora saben que algunas galaxias en sus estadios más incipientes tenían halos que estaban mucho más extendidos de lo que se creía y que pueden ser material empleado para el crecimiento de la galaxia».