El mes de los libros (II)
La presente columna es una continuación y a la vez mi respuesta a las preguntas que dejé abiertas en la publicación de la semana pasada las cuales fueron: ¿Qué nos estará tratando de decir Cervantes? ¿Será que quien era considerado loco, realmente no lo era? Si usted mi apreciado lector no ha leído la anterior columna, le digo que naturalmente me estoy refiriendo a Miguel de Cervantes Saavedra y al personaje que lo inmortalizó llamado Alonso Quijano, mejor conocido como don Quijote de la Mancha.
El planteamiento en esta ocasión es ¿Estaba loco don Quijote de la Mancha? o cuales fueron las circunstancias y razones de fondo, para que Cervantes creara en su novela a un personaje que en momentos era cuerdo “Alonso Quijano” y en la mayoría del tiempo loco “Don Quijote de la Mancha”.
Los estudios doctos sobre el Quijote nos enseñan que uno de los motivos principales para que Cervantes creara loco a Don Quijote fue la locura del mundo, es decir, a través de un loco de ficción, Cervantes desnudó la locura de la realidad.
Para que sea más claro lo antes narrado, lo argumentaré con algunos ejemplos fáciles de comprobar. Si Cervantes hubiese descrito a don Quijote como un hombre normal, cuerdo, no hubiera sobrevivido ni el escritor ni el personaje, al escritor lo hubiera perseguido la santa inquisición y al personaje no lo hubieran dejado cabalgar por todos los rincones del mundo, porque no iban a permitir se imprimiera la obra.
Lo anterior señalado es uno de los principales factores para que Cervantes dijera que la obra no era suya, sino de Cide Hamete Benengeli un escritor moro, con lo cual se comprendía que no tendría ningún respeto ni temor a la religión reinante, y consecuentemente a Cervantes no podrían acusarlo de hereje, porque él solo está transcribiendo textualmente la obra de otro escritor, pero además, la obra era inofensiva porque se trataba de un pobre loco que solo provocaría risa.
La grandeza y habilidad de Cervantes va más allá, creando un personaje loco, que en muchos momentos de locuras actuó con más sabiduría, prudencia, sensatez, honradez y limpieza de espíritu que los cuerdos, el escritor nos estaba desnudando con Don Quijote quienes realmente somos los locos.
Por eso Cervantes y el propio Don Quijote al final se ríen de todos nosotros, porque nos demuestran que se hizo pasar por loco, y que la locura es nuestra por no comprender en la vida los ideales, el mundo leyendo a un personaje loco quiso reírse y distraerse y cuando el personaje nos dice “yo sé quién soy” los que quedamos desnudos somos los aparentemente cuerdos.
En la segunda parte de don Quijote publicada en 1615, un año antes de la muerte de Cervantes, en la introducción nos anticipa un final triste, difícil, pero que nos confirma que Don Quijote siempre supo quién era: “si la primera parte es la historia de la búsqueda, la segunda es la del encuentro. Desde el principio de la tercera salida don Quijote sabe que es “famoso”. Sancho gobierna, y su amo se confirma en su papel: pero es también la historia del inevitable y doloroso desengaño para los dos, “yo no nací para ser gobernador Sancho,” ya yo no soy don Quijote de la Mancha, sino Alonso Quijano”.
Seria Don Quijote ¿un burlador burlado?, la grandeza de esta novela es tan vigente que don Quijote vale toda una vida, por algo el maestro Carlos Fuentes la leía una vez al año y por algo el escritor José de la Colina siempre ha manifestado que el Quijote es su Biblia.
De manera general sabemos los motivos centrales de la locura de don Quijote, el loco que se hizo pasar por loco jugó con nosotros, pero, ¿De a dónde surgió la inspiración de Cervantes para escribir esta mágica novela?, porque es todo “un elogio a la locura” y esto ya me sonó a Erasmo de Róterdam.
Como sé quién soy, si mi locura por la literatura y ficción sigue vigente, lo veremos la próxima semana, por ahora sigamos disfrutando del mes de los libros.
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