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Radio Fórmula

Los recientes comicios en Francia deben dejar como enseñanza que México y otros países, pueden caer en el riesgo de aceptar incondicionalmente liderazgos populistas que ofrecen soluciones basadas en mentiras y frases trilladas, advirtió Jesús Ortega.

El líder de la corriente Nueva Izquierda del PRD destacó que la crisis de los partidos políticos no es exclusiva de México, sino mundial. «Se presenta, como ya lo vimos, en Estados Unidos, Gran Bretaña, Holanda, España, Grecia, Argentina, Brasil, Sudáfrica, Venezuela y muchos otros países».

A decir del perredista, cualquier respuesta a los problemas en México, como los de inseguridad, desigualdad, violencia y corrupción, no puede provenir de ideas ortodoxas, sino que se requiere de innovar en el pensamiento y acción política, para convencer a la ciudadanía de involucrarse en los asuntos públicos.

«Emmanuel Macron, el candidato social-liberal que muy posiblemente ganará la segunda vuelta, participó en el gobierno de François Hollande, pero su propuesta programática está muy alejada de los convencionalismos del Partido Socialista», destacó el líder perredista en un comunicado.

Las respuestas a los problemas en cada nación no podrán surgir -ni en Francia ni en México- de estrechos nacionalismos, sino que, en todo caso, se deben presentar soluciones con perspectivas globales.

Las elecciones en Francia nos enseñan que a estos personajes, representativos del extremismo de derecha o izquierda, se les vence con ideas, fórmulas y propuestas surgidas de la heterodoxia. «A los extremistas no se les vence desde las trincheras de otros extremismos», afirmó.

Ortega Martínez dijo que hay políticos mexicanos reacios a cualquier coalición, porque creen que la gobernabilidad no proviene del quehacer de la política, «sino de la gracia que les ha sido asignada por alguna divinidad».

En esa creencia, «no les importa acceder al gobierno con apenas el 25 o 30 por ciento de las preferencias; no les importa, porque creen que los asuntos del gobierno dependen de la fortuna o de que «un buen hombre se siente en la silla presidencial», resaltó.