La relación diplomática entre Estados Unidos de América y México cumplirán, en diciembre, 195 años de haberse iniciado. Es una relación que va más allá de sus presidentes, de sus gobiernos.

La agenda bilateral entre nuestros países abarca diversos ámbitos, destacando: el político, económico y comercial, social, medio ambiental, energético, técnico, fronterizo y de seguridad; además de acuerdos para la cooperación educativa, de tecnología, derechos humanos.

Como países vecinos, tenemos realidades inmutables: una frontera de 3 mil kilómetros, lazos culturales e integración económica.

Diariamente un millón de personas y 437 mil vehículos transitan de manera ordenada y lícita a través de los 58 cruces fronterizos entre nuestros países.

Nuestra relación comercial es de tal magnitud que en promedio, cada minuto, se comercializa entre ambas naciones más de 1 millón de dólares.
La economía de los diez estados fronterizos representa, en conjunto, la cuarta economía del mundo.

México es el tercer socio comercial de Estados Unidos. El primer destino de las exportaciones de California, Arizona y Texas, y el segundo mercado para otros 20 estados de la Unión Americana.

Seis millones de empleos estadounidenses dependen del comercio con México lo que seguramente obligó a Trump a reconsiderar su locuaz amenaza de sacar a EUA del Tratado de Libre Comercio.

Cada año, alrededor de 8.3 millones de estadounidenses visitan nuestro país. Hay 2 millones de ellos que radican en México y 35 millones de personas de origen mexicano que radican en el país vecino.
El progreso de Estados Unidos de América no puede entenderse sin el aporte de los mexicanos, como tampoco se puede vislumbrar al México de hoy sin los lazos que mantenemos con ellos.

A pesar de la importancia de nuestra relación bilateral, hoy en día y más que nunca, entre la comunidad migrante impera el pánico por la actual política migratoria emprendida por el gobierno de Trump. Redadas y deportaciones masivas son parte de la zozobra diaria de nuestros connacionales.

No obstante, hay que reconocerlo, también entre las autoridades estadounidenses hay aliados de la causa migrante.

Por eso mi decisión de visitar el pasado viernes el Capitolio de los Estados Unidos, en Washington D.C., donde sostuve dos importantes reuniones con legisladores estadounidenses de origen mexicano. Mi agenda también contemplo una entrevista con el titular de la representación diplomática de México en EUA, Embajador Gerónimo Gutiérrez Fernández.

En mis dos entrevistas en el Capitolio, una ante el Congresista por California, nacido en Zacatecas, José Luis Correa, y la otra con la senadora por Nevada, Catherine Cortez Masto, primera mujer senadora por ese estado y primera mujer de descendencia mexicana y latina en ser senadora, externé nuestra preocupación sobre los alcances del DACA -Programa de Acción Diferida para Llegados en la Infancia-, así como las implicaciones que traería para ambos países la salida unilateral al Tratado de Libre Comercio y que, afortunadamente, el presidente Trump aplazó, a intervención del presidente Peña Nieto y del Primer Ministro de Canadá.

En mis entrevistas constaté el apasionamiento de ambos congresistas por lograr una reforma migratoria general que proteja, especialmente, a los jóvenes que están luchando por un mejor futuro en aquel país. Los dos legisladores son extraordinarias pruebas de que el sueño americano es para todos los que se esfuerzan y se preparan, sin importar su origen racial. De ahí que les haya reconocido por llevar la voz de millones de migrantes al corazón político de EUA.

Sin duda, una fructífera y esperanzadora reunión, al constatar que hay decenas de legisladores que compartimos la visión de que por más que alguien se empeñe, no habrá muro que corte los lazos de hermandad que unen a ambas naciones. Por eso acordamos que antes de concluir este año sostengamos una reunión con la senadora federal Catherine Cortez y los 27 legisladores estadounidenses de origen mexicano para no sólo abordar los tópicos bilaterales, sino, además, lograr se articulen en aquel país, los legisladores pro migrantes, símil de lo que es Operación Monarca en México.

De Veracruz llevamos a Washington D.C. no sólo una postura a favor de nuestros paisanos migrantes, también dejamos patente nuestra rica cultura, nuestra bella artesanía, a través de dos presentes emblemáticos: una escultura en madera del puño del luchador social César Chávez -descendiente de migrantes mexicanos- y un penacho de los Voladores de Papantla, ambos elaborados por talentosos artesanos veracruzanos.

Finalizo con una reflexión que le expresé a la senadora Catherine, atribuible a su antecesor e impulsor, el senador Harry Reid: “Separar lo real de lo falso nunca ha sido tan importante”.

Que tengan un excelente inicio de semana.

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