Tras la detención de Gina Domínguez Colio, en el PRI estatal se arrepienten del exceso de “huevos tibios” que hubo para con la presidenta de la Fundación Colosio porque cuánto se hubieran ahorrado de “bochornos políticos” cuando le pidieron el cargo y ésta, sencillamente se negó a entregarlo aduciendo artículos y leyes internos.
Desde el CEN del PRI, tenía rato, se giró la instrucción al estatal para que le dieran nombramiento a Zaida Lladó Castillo, que si se piensa en aras de darle validez a eso de que “Resurja Veracruz”, ayuda la presencia de esta priísta en el sitio que ocupaba Gina Domínguez.
No obstante la negativa de Gina Domínguez para dejar la Fundación Colosio, la orden desde el altiplano, por parte de Enrique Ochoa Reza fue «no parar por caprichos» y le dieron vara alta a Zaida para hacer lo necesario en la campaña en calidad de «Presidenta interina»…
La idea era esperar que pasara la elección, pero Jorge Winckler Ortiz, el fiscal de Veracruz, les ganó el salto.
El pícaro del pueblo
Residía en Cosautlán de Carvajal, en ese «pueblo rascuache» como dicen que lo llama Everardo Soto Matla, y por lo regular siempre andaba de huarache. Su inseparable «Vocho» estaba al tiro para moverse de un lado a otro, de un pueblo a otro, de una comunidad a otra, dependiendo de las circunstancias.
Su negocio era estar al tanto de los chismes del día: que se murió sutano… que se accidentó fulano… que tiene un problema perengano… que va a hacer el cumpleaños de la hija de mengano… etcétera. Olía el negocio a kilómetros de distancia.
Se apersonaba en el lugar de los hechos y hacía negocios… una familia requería de dinero para el ataúd, para el hospital, las medicinas, la fiesta y él compraba lo que le ofrecían, claro, a bajo precio. Dicen que chingaba, pero dejaba contento. Era todo un personaje don Chóforo Valdivia, el abuelo de Alicia Valdivia Vargas, la candidata del PAN-PRD o de Everardo Soto Matla, y al menos los viejos, lo recuerdan como el pícaro del pueblo… no del «rascuache pueblo».
Amasiato político
Dios los hace y el Diablo los junta… Hablando de Coatepec, cae como anillo al dedo este dicho a los diputados por Coatepec, una federal, el otro local: Noemí Guzmán y José Manuel Sánchez, pues si es cierto lo que dicen que dijo Emma Andrade Varela, una priísta recalcitrante de esta región del café, su casa sirvió para este «amasiato político». Por supuesto, la reunión fue provocada por la legisladora federal sin que la dueña de la casa estuviera enterada de lo que pretendía su correligionaria. Por eso, cuando llegó Manolo y lo recibió la ex titular de Protección Civil y tras una breve charla, pactaran cuidarse las espaldas ambos, la incredulidad de Andrade Varela era tal que decía «¡qué bonito!, uno rompiéndose la madre por el partido, y vienen acá y hacen sus chingaderas con el PAN!»
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