El presidente Donald Trump propuso al Congreso una partida de 1,600 millones de dólares en su presupuesto de 2018 para iniciar la construcción del muro en la frontera con México. La barda representa una de sus tres prioridades presupuestales, dijo hoy la Casa Blanca.
Los fondos integran los 44,100 millones de dólares solicitados para el Departamento de Seguridad Interna (DHS), 6.8 por ciento más que la partida pedida por la administración anterior para el año fiscal 2017, casi una cuarta parte de los cuales será destinada a tareas de aduanas y protección fronteriza.
“Somos absolutamente serios sobre la construcción del muro. De hecho, luego de ocuparnos de la seguridad nacional y los veteranos, me atrevo a pensar que (el tema) está entre los tres primeros en la mente del presidente y sé de hecho que así es”, dijo el director de la Oficina del Presupuesto de la Casa Blanca, Mick Mulvaney.
La propuesta sobre el muro establece que los primeros tramos de la nueva estructura prometida por el mandatario en su campaña presidencial se ubicarán en porciones fronterizas de los estados de Texas y California con México.
Un tramo de 51.2 kilómetros de muro será construido a lo largo de la franja entre las ciudades de Reynosa y Matamoros, donde la frontera natural del Río Bravo parecía hasta ahora hacer innecesario la construcción de barreras físicas.
Otro más de 22.4 kilómetros será levantado en una porción del sector San Diego de la Patrulla Fronteriza para reemplazar la actual infraestructura, y donde de acuerdo con el DHS, ocurre el mayor volumen de detenciones de inmigrantes indocumentados que tratan de cruzar la frontera.
En conferencia de prensa, Mulvaney explicó que los 1,600 millones de dólares cubrirán no sólo la construcción de estos tramos del nuevo muro, sino el reemplazo de infraestructura obsoleta y la adquisición de los terrenos donde será construidá la nueva barrera.
“Hay que tener presente que el muro no va a ser construido por arte de magia a la mitad, donde no existe nada. Hay que construir carreteras para llegar ahí, y con frecuencia hay que extender también servicios, como por ejemplo colocar alumbrado eléctrico”, precisó.
Mulvaney dijo que la administración no ha tomado aún una determinación sobre el mejor tipo de muro.
“Creo que ahora estamos en medio de una competencia. Creo que hay 4 u 8, no recuerdo bien, diferentes tipos de prototipos que están siendo diseñados y construidos, mientras tratamos de determinar cual será el tipo apropiado”, dijo.
De acuerdo con las especificaciones de la Oficina de Aduanas y Protección (CBP), en algunas porciones de la frontera, la pared de más de nueve metros de altura será una barrera metálica que permita a los agentes fronterizos ver lo que está pasando en el lado mexicano.
Parte de las especificaciones requieren una construcción con cimientos profundos que dificulte la construcción de túneles para cruzar la frontera y eludir así las dificultades que presentará su altura.
La dependencia explicó que cada uno de los prototipos “se diseñarán para disuadir la entrada ilegal a Estados Unidos”.
Los dos tipos de muros considerados por la dependencia serán paredes construidas con acero y hormigón, y deberán tener una resistencia que impida su perforación por métodos manuales o mecánicos, pero a la vez deberá resultar “estéticamente agradable” del lado estadounidense.
Mulvaney reconoció que aunque el gobierno no obtuvo los fondos que solicitó en su presupuesto suplementario de 2017 presentado en marzo, mantendrán su insistencia para que se aprueben las partidas requeridas para esta tarea.
“Así lo dejamos en claro a la gente del Congreso. Aunque no vamos a obtener tanto dinero como quisiéramos para seguridad fronteriza en el presupuesto de 2017, obtuvimos suficiente, y vamos a ver incrementos para seguridad fronteriza entre hoy y el final del año calendario, a la vez que vamos a continuar presionando”, añadió.