Capitalismo y neoliberalismo los dos movimientos que han dado giros de cambios vertiginosos al mundo, de los cuales se han desprendido empresas internacionales que de manera positiva han servido a la humanidad y otras contra las cuales nada, aun con los derechos humanos se pueden hacer, para ambos sistemas (que en el fondo son uno mismo) la prostitución es una industria sin barreras, sin límites, creación del capitalismo para una economía internacional.
En efecto, la prostitución es y ha sido uno de los motores y generador de una economía internacional, desde la pequeña marca de licor o la inofensiva revista que oferta cuerpos de mujeres desnudas, hasta los famosos burdeles, prostíbulos, casas de cita, agencias de acompañantes, pasando por el cine y sus películas de ficheras o de pornografía, en la actualidad con los avances de la tecnología la incursión de páginas en internet que ofertan sexo para todos los gustos, de lo más ínfimo y común hasta lo más sofisticado, sexo con infantes y por qué no, paginas cerradas donde se oferta sexo violento, donde en tiempo real se puede observar la violación a una mujer. Pero eso no es todo, la gran industria del sexo y la hegemonía del capitalismo es aún más compleja y despliega un sin número de nichos de oportunidades por ejemplo bares, cantinas, picaderos donde la consigna es la venta de bebidas alcohólicas y drogas, para después pasar a privados donde existe la venta de mujeres jóvenes o en algunos casos de niñas y niños.
Existen además otros negocios a la par de la industria sexual, los hoteles en lugares paradisiacos con un plus, el turismo sexual que se encuentra tan en boga, la industria farmacéutica con un sin fin de preservativos de sabores colores y texturas, así como otros productos que parece que nada tendrían que ver sin embargo pertenecen a esta gran industria mundial, sabía usted que los medios de comunicación (algunos, como periódicos y revistas también participan en este tipo de economía, recuerda usted ¿la de un conejito?) los artículos y fetiches sexuales, es decir, que dentro del sector económico de la prostitución las variables son muchas, el objeto solo uno, el cuerpo de la prostituida, no importa la edad, es el cuerpo de la mujer lo que se requiere para el éxito de esta industria globalizada que se justifica en los años setentas como la industria del entretenimiento para convertirse en una necesidad básica para una sociedad enajenada, absorta y convulsa, que ignorante es cobijada por redes no solo de empresarios sexuales sino también de redes criminales, dedicadas a la explotación sexual.
Con la tecnología en este mundo globalizado atrás quedaron aquellas casas a las afueras de la ciudad donde se especulaba había mujeres que por una ronda y baile, cobraban, o en las grandes ciudades aquellos espacios de entretenimiento donde si un hombre iba solo podía encontrar acompañante, las cuales no siempre estaban supeditadas a acostarse con el cliente, dependiendo de la ficha que vendían, por lo regular giraban en el consumo de las bebidas.
Con la llegada del siglo XXI y el neoliberalismo, una nueva industria se apodero del mundo, los países altamente tecnológicos comenzaron a operar nuevas vertientes de entretenimiento, ahora los más jóvenes tienen acceso a juegos de internet y caricaturas donde el factor predominante es la figura de la mujer desnuda siempre en posiciones sugestivas sexuales, es decir una oferta clara del cuerpo de la mujer, los países capitalistas neoliberales han generado una demanda abrumadora por la prostitución migrante, es decir la sociedad de consumo patriarcal trafica para la explotación sexual una cantidad enorme de mujeres, niñas y niños migrantes de aquellos países considerados tercer mundistas, donde la sobrepoblación, con un alto índice de feminización de la pobreza, sin la debida ejecución de los derechos humanos y la seguridad social, dan margen de operación a los grupos delincuenciales.
¿Qué se hace ante este presente incierto y violento para las mujeres? Poco se ha hecho en nuestro país con respecto el tráfico de mujeres, niñas y niños, donde a la par un complejo escenario se manifiesta, los hombres jóvenes también están siendo sustraídos y vendidos como mano de obra o esclavos, sin embargo el destino de las mujeres víctimas de estos grupos criminales nos debe ocupar a todas y todos, la demanda entre los países poderosos económicamente con una industria global de la prostitución invirtiendo en los países de Latinoamérica es preocupante, el alto grado de pobreza femenina, los índices de abandono y embarazos prematuros en las mujeres jóvenes sobrepasan y ponen en riesgo sus vidas, son precisamente estas mujeres las esferas más vulnerables de la sociedad y quienes están expuestas a la prostitución globalizada del neoliberalismo, son estas mujeres quienes son llevadas contra su voluntad, en la mayoría de los casos vendidas fuera de su país, no debemos perder de vista que al encontrarse en otro país, bajo otra circunstancia ahora no solo como víctima de la pobreza sino como objeto de la misma, las mujeres prostituidas vendidas a otros, pierden el sentido de identidad, de pertenencia y se convierten en seres humanos sin historia, lo cual es utilizado por sus raptores,
La marcada tendencia del neoliberalismo involucra a muchos actores, tanto en lo económico, político y social, es decir, existe de fondo un tejido cómplice de esta gran estructura e industria, en la cual el patriarcado neoliberal tiene invertidos muchos negocios, donde los intereses se encuentran incrustados en instituciones capitalistas internacionales, ante las cuales la situación para las mujeres del mundo se complica, por ello la urgencia de enfocar a profundidad sobre la situación existente en los grandes capitales y las economías mundiales, las grandes empresas que gobiernan y que desde la industria del entretenimiento permean a toda la sociedad, encontrar medidas que prevengan la situación imperante con respecto a la seguridad de las mujeres, jóvenes y niñas, urgen medidas que regulen la certeza de los grandes capitales, que el Estado se involucre en el manejo de los recursos económicos.