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Con información de RT / Sinembargo.mx

Un estudio realizado por expertos de la Universidad Estatal de Florida (EU) y publicado en Psychological Science, sugiere un método nada convencional para ayudar mantener la chispa de la pasión tras muchos años de matrimonio.

 

Una investigación anterior sobre la vida en pareja ya demostró que, en muchos casos, la satisfacción de la vida matrimonial desciende aún cuando el comportamiento diario de los cónyuges siga siendo el mismo. Ello condujo a un grupo de psicólogos estadounidenses liderados por James McNulty a la hipótesis de que se podría superar esta alarmante tendencia modificando los pensamientos de una persona en relación a su cónyuge.

En concreto, el equipo de investigación quería aclarar si era posible mejorar la felicidad marital reentrenando sutilmente las asociaciones inmediatas y automáticas que llegan a la mente cuando la gente piensa en su pareja.

“La principal fuente de nuestros sentimientos acerca de nuestras relaciones podría quedar reducida a la forma en que asociamos a nuestros cónyuges con el afecto positivo, y esas asociaciones pueden venir no solo de nuestros cónyuges, sino también de cosas no relacionadas con ellos, como perritos y conejos”, explica McNulty.

Una pareja conversa bajo la lluvia en el banco de un parque en La Habana. Foto: EFE/Alejandro Ernesto

De esta forma, podrían crearse asociaciones positivas con el tiempo vinculando en reiteradas ocasiones un estímulo muy positivo a uno sin relación. Tal vez el ejemplo más famoso de este tipo de respuesta condicionada sea el de los perros de Pavlov, que segregaban saliva al oír el sonido de una campana después de ser expuestos a asociaciones de comida con el sonido de la campana.

McNulty y sus colegas diseñaron su método utilizando el mismo tipo de condicionamiento evaluativo, de tal forma que las imágenes de un cónyuge fueran acompañadas de palabras o imágenes muy positivas, como perritos y conejos.

Los resultados del experimento entre 144 parejas de voluntarios demostraron que el método sí funciona, ya que los participantes expuestos a imágenes positivas asociadas con el rostro de su cónyuge mostraron reacciones automáticas más positivas en su pareja, en comparación con aquellos que lo vieron ‘emparejado’ a imágenes neutras.