Tegucigalpa. En pocas cosas es tan eficaz el gobierno de México como en la deportación de los centroamericanos. En los últimos cinco años el índice de la misma creció en 116%, según la Encuesta sobre Migración en la Frontera Sur (2004-2015), publicado por Conapo.

Los centroamericanos deportados en el 2010 fueron 61,000 y en el 2015 llegó a 132,000. En ese año el mayor número de los devueltos a su país correspondió a Guatemala con 59,482, seguido de Honduras con 45,656 y El Salvador con 26,517.

La totalidad de los deportados entraron a México por la frontera de Guatemala. por Ciudad Hidalgo, Chiapas, 34.3% y 21.9 % por la de El Ceibo, Tabasco. El otro 44% por alguno de los otros ocho puntos fronterizos.

El estudio registra que 50,000 de los migrantes entraron al país caminando y 30,288 lo hicieron en tubos de llanta o nadando. Y sólo 1,588, 1.2%, en lanchas o embarcaciones por el mar.

Del total de los deportados, 86,739 (65%), solo quería pasar por México para ingresar a Estados Unidos y 44,926 (35%) tenía contemplado quedarse a vivir en el país, de acuerdo con el estudio.

de los deportados, 94% fue detenido por las autoridades en carreteras o en calles de ciudades mexicanas. También, 5.5% indica que en otros lugares.

Antes de ser detenidos, para luego ser deportados, 62,868 vivieron algunos días en Chiapas; 19,510, en Tabasco; 13,990, en Veracruz, y 3,490, en Tamaulipas.

De ellos sólo 2,425 tenían algún documento migratorio, que en todos los casos fue la Forma Migratoria de Visitante Local, que se entrega para el ingreso legal a las ciudades de la frontera de México con Guatemala.

Cuentan con primaria completa 41,280 de los deportados; 28,371 tienen estudios entre los siete y nueve años, que corresponde a la secundaria; 27,164 entre uno y cinco años de estudios, y 14,246 no contaban con ningún grado escolar.

La migración centroamericana hacia Estados Unidos y México no se va a parar en los próximos años. Las condiciones económicas y de violencia de los países del Triángulo del Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) van a continuar.

En los últimos tres años, México ha deportado más del doble de los centroamericanos que Estados Unidos. ¿Ése es el papel que le toca jugar a México en Centroamérica? ¿Ese trabajo es la parte fundamental de la política exterior con esa región?

En lo que queda de este gobierno está claro que no hará cambios en la política exterior con la región y en particular con su eficaz programa de deportar centroamericanos.

Es necesario y urgente que cambie la política exterior con Centroamérica, clara zona de influencia de México, que exige, entre otras cosas, se modifiquen las deportaciones masivas de los últimos años.

Twitter: @RubenAguilar