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La Jornada

Para conocer a detalle cuáles son los patrones de comercio internacional de vida silvestre entre México y la Unión Europea (UE), proponer estrategias para lograr que sea responsable, sostenible y justo, así como combatir el tráfico ilegal de estas especies, desde 2015 dos científicas –una mexicana y otra británica– trabajan en conjunto.

Otro de los objetivos es proveer de beneficios a los principales actores de las cadenas de valor, desde las comunidades locales en nuestro país, hasta la industria europea.

Se trata de Inés Arroyo Quiroz, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, y Tanya Wyatt, de la Universidad de Northumbria, Reino Unido, quienes han iniciado una nueva etapa de colaboración.

Ambas científicas son consultoras responsables del desarrollo de dicho plan de trabajo y tienen un año para concluirlo, “a partir de este 2017, tenemos un año para desarrollar el proyecto, un esfuerzo pionero que involucra a la academia”.

Es financiado por la UE y liderado en nuestro país por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

Lo primero que las académicas harán es un inventario de especies silvestres (plantas y animales) sujetas a mayor comercio entre ambos territorios. Posteriormente, utilizando una serie de criterios las evaluarán para generar un listado de las prioritarias, tanto en el tema de lo legal como de lo ilegal, para especies nativas y no nativas.

Tenemos que documentar cuáles se comercializan entre México y la UE, y con qué países nuestra nación tiene mayor interacción en términos de volumen del comercio, detalló.

De acuerdo a lo solicitado por las autoridades de ambos territorios, el proyecto derivará en una estrategia de conservación y uso sostenible para las especies comerciales relevantes, como las lagartijas arborícolas del género Abronia; los árboles conocidos como “cocobolo” o “granadillo” (Dalbergia spp); las plantas “pata de elefante” (Beaucarnea spp) y el pez ángel clarión (Holacanthus clarionensis).

Todas ellas enlistadas por México en el Apéndice II de la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) durante la 17 reunión de la Conferencia de las Partes de la Convención en 2016 (CoP17, Johannesburgo), con el fin de que su comercio internacional esté regulado por esa convención.

En abril de 2017, las instalaciones de la Semarnat fueron marco del primer taller del proyecto, que contó con la participación de más de 25 expertos representantes de los sectores ambiental, económico, forestal y pesquero de nuestra nación y de la UE.

“Tratamos de no perder de vista la importancia que tiene el comercio ilegal por cuestiones de violación de la ley y de daño ambiental, pues lo que vemos en criminología verde no sólo implica lo que, en el marco de la legalidad, no se debe hacer, sino los daños ambientales que causa”, expuso Arroyo.

En cuestiones de aprovechamiento de la vida silvestre hay un punto a considerar, y es el hecho de que existen varias posturas sobre si se debe hacer uso o no de ella. Hay quienes defienden que los ecosistemas y la vida silvestre son intocables y deben respetarse por su valor intrínseco, y por otro lado, algunos proponen estrategias de conservación basadas en el aprovechamiento sostenible, concluyó.

La iniciativa, única en su tipo, se generó en el marco de la CITES, pero su investigación incluirá a especies que no están consideradas bajo esa convención.

De igual manera, contribuirá a la iniciativa de México para promover la integración de la biodiversidad y el uso sostenible de la vida silvestre en los sectores forestal, turístico, agrícola y pesquero; a la implementación del Plan de Acción de la Unión Europea sobre el tráfico de vida silvestre; y a alcanzar la Visión Estratégica de la CITES 2008-2020.