A más de dos décadas de vigencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) muchas son las experiencias adquiridas sobre su funcionamiento, los temas en que ha sido exitoso, y otros que podrían mejorar sustantivamente; esto ha permitido a los negociadores mexicanos tener una visión integral del funcionamiento del Tratado, y preparar una estrategia adecuada, frente al proceso de su renegociación, que dará inicio el próximo 6 de agosto.
Un común denominador en los temas exitosos del Tratado, ha sido la complementareidad en campos, como el agropecuario, en donde cada vez más vendemos los alimentos que hacen falta al vecino del norte y compramos allá lo que aquí no producimos. Igualmente hay complementareidad en la industria, con la fabricación de partes en diferentes ramos productivos como el automotriz o el electrónico.
Complementaria es asimismo, la polémica migración. A ese país van a trabajar quienes no encuentran aquí una oportunidad y allá reciben con alivio a los trabajadores que se requieren para el campo, servicios e industria. Simultáneamente, amplios segmentos de jubilados y pensionados de aquel país buscan venir al nuestro, particularmente a ciertas regiones, que les garantizan un agradable clima, disponibilidad de atención médica de calidad y un satisfactorio ambiente para el retiro.
Complementariedad que desde hace más de dos décadas, se ha venido consolidando, en la asociación e intercambios que realizan cotidianamente los alcaldes de las ciudades fronterizas de ambos países.
Tomando en consideración todos estos elementos, el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, ha señalado que la negociación es el mejor camino para México, asegurando que el gobierno cuenta con un equipo sólido que será encabezado por el secretario de economía Ildefonso Guajardo, un grupo de especialistas con amplia experiencia en el Tratado, bien preparado y listo para negociar.
Ante una eventual salida de Estados Unidos del Tratado, como ha declarado en sus ominosos twitters Donald Trump, el ejecutivo estadunidense tendría que iniciar este procedimiento, enviando una notificación al Congreso y contactando a los múltiples interlocutores en cada uno de los temas del Tratado, lo que tomaría varios meses, dado que no es una decisión que pueda ser tomada exclusivamente por el Presidente.
Respecto a la reforma fiscal anunciada por Trump, en algún momento, Ildefonso Guajardo ha declarado que en este momento, se trata de una propuesta muy general, que se enfoca “principalmente en reducciones a los impuestos y a las deducciones” y que por lo pronto es muy difícil anticipar cómo podría impactar a las empresas y a los negocios, y tranquilizó a los grupos empresariales involucrados señalando que, actualmente, no aparecen propuestas de generar impuestos fronterizos, ni se habla de impuesto a las remesas.
Sin optimismos fuera de lugar, México cuenta con una larga experiencia sobre la operatividad del Tratado, cuenta igualmente con un equipo negociador de calidad, con contrapartes en aquel país, tanto en el Congreso, como en los grupos empresariales, con intereses comunes; los canales de comunicación están establecidos, y se ha avanzado por todo ello, en la dirección correcta.