*“Si yo no hubiera hecho las cosas malas que hice en mi vida, Pelé no llegaba ni segundo”. Maradona. Camelot.

LOS DIOSES Y EL FUTBOL

Hay gente que suele meter a Dios en estos juegos. Cómo si el Señor no anduviera ocupado intentando parar guerras y crímenes. En los juegos se le invoca. Chicharito suele hincarse a medio campo, extender los brazos y levantar la vista al cielo, para que Dios le ayude a clavarle un gol a los contrarios. Que en eso también debe jugar el Maestro. Maradona mismo lo invocó cuando aquella vez del Mundial de México, dijo ante el mundo que había sido la Mano de Dios, y el mundo sonrió. En la tierra hay varios equipos famosos y brillantes, pero solo hay dos que sobresalen. Real Madrid y Barcelona. Todo el que se precie de ser futbolista, quisiera allí a jugar, aunque existan Manchester y PSG y otros. Dios anda en todas partes. Quizá metió su mano cuando el accidente del equipo de Brasil, Chapecoense, y permitió que tres de esos futbolistas vivieran, para que un año después el Barcelona celebrara un juego emotivo amistoso, en el mismo Camp Nou, como homenaje a esos futbolistas. Un padre español, desde el púlpito, presumía una camiseta de Cristiano Ronaldo, Cito a Rafa Cabeleira, del diario El País: “Allí estaba él, presumiendo de colores y cierta camiseta firmada por Cristiano Ronaldo cuando mi indignación dio un paso al frente y le espeté la pregunta que muchos aficionados del Barça nos llevamos haciendo desde que tomamos la primera comunión: “Dígame, padre: ¿por qué Dios es del Real Madrid?”. La respuesta brotó de su boca como si el mismísimo aludido hablase a través de él, adornada su voz con la típica expresión de profunda satisfacción que delata a un madridista cuando intuye que el rival se consume a su merced. “No creo que Dios sea del Madrid pero sí un poco más que del Barcelona”, me espetó para regocijo mayoritario del público presente.

LA HUIDA DE NEYMAR

Neymar sacudió al mundo porque, por 222 millones de euros, directos a la buchaca, nada de abonos chiquitos como Elektra, un jeque árabe, dueño de esa cosa llamada Qatar, que es un conglomerado de negocios que tiene mas producto interno bruto que muchos países, sacó la cartera y con el poder de su firma se lo llevó al Paris Saint Germain, a Francia, donde a su llegada le prendieron las luces a la Torre Eiffel con los colores de ese equipo. Se lo merecía. Barcelona lo condenó, como cuando condenaron a Figo que, del Barca, se fue un día de chaquetero al Real Madrid, y cada que llegaba a esa tierra del Camp Nou las mentadas de madre culés afloraban el estadio, ahora se quejan por ese grito nuestro de ‘uttttooooo’, no aguantan nada, ellos son peores, algunos gritan ‘la uta que te parió’, y la concha de tu madre’, verlos para admirarlos, los santurrones de la FIFA ahora aseguran que es grito homofóbico, que va, un puñal no es la vida, es tan solo vanidad.

Hubo otras transacciones que cimbraron al mundo. Pero esa se dio en la época de Francisco Franco, cuando ya era Generalísimo por la Gracia de un Golpe de Estado. La historia cuenta que Alfredo Di Stefano era de un club llamado Millonarios, cuando estaban negociando, el Barcelona lo tenía listo, hasta se enfundó la camiseta del equipo, pero Franco lo supo y, cuentan los historiadores, ordenó se fuera a Real Madrid y se convirtió en la gloria de ese club. Los diarios de aquella época señalaban: “El Real Madrid se pasea por Europa como antaño se paseaban los vikingos, arrasándolo todo a su paso”. Un amigo orizabeño, apreciado y muy querido, el ingeniero Luis Gutiérrez Príncipe, en época de cuando tomábamos café, siempre nos contaba y presumía haber ido a verle. Sucede que un día, acompañado de Eugenio Roji, tomaron su auto y viajaron, me imagino que todo el día y parte de la noche, a Guatemala, venía el Real Madrid con Di Stefano y Gento y Puskas, aquellos que le dieron gloria al equipo.

Remato la historia con Cabeleira: “La relación de Dios con el fútbol, sea merengue o no, es una realidad que apenas unos cuantos atrevidos osarían poner en duda y esta misma semana hemos asistido a una nueva confirmación de las aficiones del altísimo. El encargo recayó sobre la figura ungida de Neymar Jr. durante su presentación como nuevo jugador del PSG y ante las cámaras de medio mundo, al más puro estilo de los grandes telepredicadores del momento. “Hablé con Dios todos los días para que me diera una dirección correcta y la dirección que me ha dado, al final, ha sido esta”, confesó el futbolista brasileño para pasmo de los presentes. Lo hizo, además, con una seguridad aplastante, sin titubear, como si en cualquier momento estuviese dispuesto a aportar como prueba definitiva del hecho un WhatsApp del propio padre santo con las coordenadas exactas del Parque de los Príncipes”.

Visítenos. www.gilbertohaazdiez.com