Sin candados que le impidan pelear por la candidatura presidencial del PRI, José Antonio Meade se convirtió ayer en el centro de atención de la Asamblea Nacional. El Secretario de Hacienda acaparó la demanda de «selfies» luego de concluir el encuentro tricolor. El funcionrio federal fue abordado una y otra vez por cientos de delegados priistas para saludarlo, abrazarlo y felicitalo como si se tratara del «ungido». «¿Eatá muy solicitado?» le preguntaron. «Y lo va a estar más» respomdió una delegada mientras Meade sonreía. A la distacia observaba feliz el padre de Meade, quien siempre ha sido priista. De salida, Mrade se encontró con Aurelio Nuño. «¿Quién es el bueno?», se escuchó mientras ambos se abrazaban, y Meade apuntó su mano a Nuño. La nota es Erika Hernández y Claudia Guerrero en «Reforma».