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Quise gritar Viva México, porque hoy más que nunca quiero que viva su gente, que viva la solidaridad en Chiapas y Oaxaca, que viva la esperanza de un mundo mejor, que viva la educación que nos permita ser mejores seres humanos, porque quizás más preparados tendremos la mente más abierta, podremos ser más responsables con nosotros, con los demás y nuestro planeta. Quiero que vivan las ganas de trabajar, de mejorar y crear espacios seguros, de desarrollo, que vivan la innovación y la creatividad para poder actuar sobre los problemas que atañen al país que tanto amo, mi querido México.
No puedo decir que no hay nada que celebrar porque eso es descartar la bondad que devuelve la esperanza a tanta gente, pero tampoco me siento orgullosa del entorno, sin importar el estado en el que me encuentre México respira miedo, la inseguridad es creciente y tristemente las mujeres siempre somos más vulnerables, pero no somos las únicas, me aterra pensar que algo pueda pasarle a un ser querido sin importar su género. Cada vez el dolor es algo más cercano. Ayer era el nombre extraño de alguien el que sonaba en las noticias, hoy todos conocemos a una persona que ha pasado por un evento desagradable o hemos sido nosotros mismos parte de las estadísticas.
Nos indigna, y lo expresamos en distintos medios y formas posibles, pero pocas veces actuamos porque ni siquiera confiamos en los sistemas que nos ofertan seguridad. Llegó la fecha conmemorativa de México, aún no podemos reconstruir los escombros, no alcanzamos a vislumbrar todos los daños y la lista de afecciones se incrementa, una joven es brutalmente asesinada, y sólo nos sumamos a la indignación que el hecho provoca, podremos marchar, podremos volverla viral cientos de veces, pero la situación no se resuelve ahí.
Mara Castilla no fue la primera, y desgraciadamente quizás tampoco será la única, la lista de mujeres desaparecidas en este fin de semana ya se incrementó y ¿quién las está buscando?, Mara pudo ser cualquiera, pude ser yo, alguna de mis amigas y hasta un hombre, porque si bien los feminicidios abundan, la inseguridad nos persigue a todos. Y en efecto Mara no tuvo la culpa, la tuvimos nosotros, no sólo fue culpa del gobierno, ni de la empresa, fue culpa de la sociedad podrida y corrompida que deja este tipo de crímenes impunes, alguien sabiamente escribía en su muro, el chofer actúo sabiendo que podía, que igual y hoy era Mara, mañana podría ser alguien más.
Mara hemos sido todos, y todos hemos sido culpables al juzgar a otra persona por su vestimenta, por sus hábitos, por su actuar. Lo he hecho también y me disculpo, porque a veces emitimos juicios sin pensar, juicios que van lacerando y corrompiendo y ahora nos enseñamos a cuidarnos en vez de enseñarnos a respetar.
No podemos vivir con miedo, una vida así no es justa, pero tampoco podemos vivir creyendo en una utopía, porque por desgracia en la actualidad no hay seguridad, todos estamos expuestos y aunque el mundo está lleno de bondad también hay gente sin valores, personas aborrecibles que no tienen escrúpulos ni respeto por la vida humana y por todos ellos si bien no hemos de vivir con miedo, no podemos vivir sin precaución.
Los casos como el de Mara no deberían repetirse, pero estamos muy lejos de un sistema sin impunidad, de agilidad en los procesos penales o el esclarecimiento de las investigaciones, por ello aunque nos repudie decirlo, ¡Cuídate!, seas hombre o mujer no te expongas, no confíes en un México en el que todos hemos fallado, pero tampoco lo dejes morir. ¡Construye! Sé esa persona que desearías toparte en una situación delicada, si ves algo que no está bien ¡No te calles!, no seamos cómplices del daño a nuestra nación.
Y si eres mujer y estás leyendo esto, sé que el mundo no debería juzgarte por cómo te vistes, sé que deberías poder irte sola en la noche o a cualquier hora a cualquier destino, mas no todo el mundo piensa igual, aún es difícil poder ir por la calle sin que alguien te grite o te persiga con la mirada, no es seguro transitar sola y mucho menos puedes perder el conocimiento confiando en que no pasará nada. Confío en que vamos a lograrlo, que vamos a poder ser libremente quien sea que queramos, pero mientras tanto, ¡Cuídate!. Lo digo aunque me frustre decirlo, aunque dentro de mí sienta una impotencia ante la realidad, pero de momento no podemos desafiar al mundo mientras gritamos #NiUnaMás porque tal parece que cada que lo hacemos una persecución tras nosotras se desata.
México te hemos fallado, pero también he visto tu fortaleza, tu solidaridad y compasión y por todos los que te amamos, sé que vas a mejorar. Comencemos paso a paso, ladrillo por ladrillo a construir los cimientos que queremos y necesitamos, comencemos por recuperar la memoria a largo plazo, que Mara no sea un caso más que perdure sólo por el morbo, que una vez pasado el temblor sepamos identificar la necesidad de más de uno, y nos unamos para reconstruir no solo casas, sino también los tejidos sociales tan dañados, México nos necesita, vamos juntos a recuperarlo.