“¡Los tlacotalpeños no tienen llenadera!” es una frase que le endilgan a Fidel Herrera Beltrán cuando siendo Gobernador, más o menos por estas fechas pero del 2010, fue increpado y jaloneado por los pobladores que fueron víctimas de la naturaleza, pues esta ciudad, considerada Patrimonio de la Humanidad, estuvo inundada durante casi dos meses por las constantes lluvias.

Por supuesto que llama y llamó la atención esa frase más por el momento crítico que se vivió en esa zona que, si no mal recuerdo, hubo que pedir que se desalojara totalmente la ciudad por el crecimiento del río Papaloapan ante el desfogue de las presas Cerro de Oro y Temascal.

Dicen que al final, Tío Fide salió huyendo de Tlacotalpan ante los reclamos…

II

Hace poco, no tendrá ni un mes, que volví a escuchar esa frase: “no tienen llenadera”, pero ahora con actores totalmente diferentes.

El emisor, ya no era un político, sino el Clero (aunque a estas alturas, ya deberíamos de considerar a la Iglesia como un poder político por la influencia que tiene tanto en sus correligionarios como en los Gobiernos) y el destinatario de esa frase que guarda cierta carga despectiva ¡eran los partidos políticos!

En “Eco Semanal” del pasado 27 de agosto, órgano oficial de la Arquidiócesis de México, en su página 2, el editorial se lo dedica a los partidos políticos:

“El proyecto de presupuesto aprobado por el INE es a todas luces desorbitado: 6 mil 778 millones de pesos para el financiamiento de partidos y candidatos independientes,el cual hace palidecer a otros presupuestos otorgados en el pasado”.

Otro párrafo:

“Si bien la asignación se hizo por fórmula legal, esto no le quita lo inmoral. Los diputados tienen ahora la oportunidad de salvar su diezmada fama reasignando los recursos a lo que realmente es más importante para la vida del país. Primero está el bienestar de millones de mexicanos y, al último, las ambiciones de camarillas que quieren asirse del poder. Son barriles sin fondo, no tienen llenadera. De no cambiar las cosas, no habrá dinero que les alcance, y tampoco evitarán la infiltración del dinero sucio como consecuencia de la impunidad y la corrupción que nos carcome como país”.

Y apareció de nuevo la frase esa: “no tienen llenadera”.

(Me llama la atención el reclamo de la Iglesia a finales del mes pasado y la “oportunidad” que tuvieron los partidos políticos para conciliar su alma “regresando” algunas prerrogativas “aprovechando” el trance del temblor…)

III

El pronunciamiento del diputado independiente Julián Peña Hidalgo de que la clase política no estuvo a la altura de una sociedad que se organizó y actuó ante la tragedia del terremoto del pasado 19 de septiembre, fue el detonante para que saltara la tercera “No tienen llenadera” por parte de otro legislador, éste, del PVEM: Juan Carlos Natale López. Todo esto en el Congreso local de Puebla.

Este diputado se sintió ofendido y entró a defender a la clase política diciendo que él y otros diputados habían salido a apoyar a la gente, y que si se publicaron fotos en las redes sociales de los centros de acopio, fue sólo para promover la ayuda y calificó de que la clase política “sí estuvo a la altura” rematando su indignación con “es intolerable esa sociedad que nada le llena y nada le parece (…).

Es cierto, no dijo “no tienen llenadera” pero la idea es la misma.

Muy contrario a lo que se pueda pensar, al menos por este momento, puedo decirle al diputado Natale López y al ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, que la sociedad sí tiene llenadera, tan es así, que hoy más que nunca ¡están hartos de los políticos!

smcainito@nullgmail.com