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Excélsior

La prensa estatal cubana acusó hoy a Estados Unidos de «imprudencia», «irresponsabilidad» y de buscar «un choque con daños mayores» tras la decisión de Washington de reducir drásticamente el personal de su embajada en La Habana a causa de misteriosos ‘ataques acústicos’ sufridos en la isla por diplomáticos de ese país.

«De marcha atrás y sin razones», titula a toda portada este domingo el diario Juventud Rebelde -el único de tirada nacional que se publica los domingos, cuando no sale el Granma-, que ilustra el texto con una fotografía en la que se ve una fachada con las banderas de Cuba y Estados Unidos, una imagen poco común en la prensa de la isla.

Para este fin de semana las luces traseras de Washington enfocaron en Cuba con imprudencia e irresponsabilidad, buscando un choque con daños mayores, porque algunos de los copilotos que se ha buscado son maestros del juego sucio, de las mentiras, de las represalias», reza el artículo.

El pasado viernes, Estados Unidos anunció la retirada del 60 % del personal de su embajada en La Habana y sus familias, paralizó indefinidamente la tramitación de visados desde Cuba y emitió una recomendación para que los estadunidenses no viajen a la isla, medidas que fueron calificadas de «precipitadas» por el Gobierno cubano.

Ni siquiera de lado, como el cangrejo. La administración de Donald Trump parece preferir la marcha atrás. Lo está mostrando en más de un acontecer político en el cual es uno de los protagonistas y en esa expedición en reversa va alejando a Estados Unidos de los sentires de la comunidad mundial; y quien se aleja, se aísla», prosigue Juventud Rebelde.

El texto acusa a Estados Unidos de recrudecer «los conflictos del Medio y Lejano Oriente», dar «la espalda a tratados internacionales», renegar de «acuerdos múltiples o bilaterales» y amenazar «con la tremenda a cualquier rincón oscuro o iluminado del planeta en un camino empedrado de malas intenciones».

También insiste en que «nadie más ha sufrido» los mencionados «ataques» y en que Washington admite que no se conoce ni su causa, ni su naturaleza ni quién los ejecutó, por lo que los hechos «están todavía bajo investigación especializada tanto de sus funcionarios correspondientes como de Cuba, y de manera cooperada».

Pero politizan la situación a pesar de la exhortación cubana a no seguir ese tortuoso desmedro», asevera el artículo.

Reprocha asimismo que las medidas «cierran puertas al intercambio de delegaciones que abrían posibilidades al desarrollo de trabajos conjuntos en beneficio mutuo» y que la suspensión de visados corta o limita al máximo «los encuentros familiares tan anhelados en uno y otro lado del Estrecho» de La Florida.

ATAQUES INEXPLICABLES
Las medidas anunciadas el viernes por el Departamento de Estado suponen un nuevo capítulo de una misteriosa trama que mantiene en jaque a los dos Gobiernos y sobre la que hasta ahora nadie tiene una explicación lógica.

Según Estados Unidos, más de una veintena de sus diplomáticos y familiares de estos en Cuba sufrieron durante varios meses entre 2016 y agosto pasado ataques de naturaleza desconocida que les provocaron diversos problemas de salud, entre ellos lesiones cerebrales leves y sordera.

Según medios estadunidenses se trataría de ataques de naturaleza «acústica».

El Gobierno cubano ha negado cualquier responsabilidad sobre los incidentes y aunque hay en marcha una investigación conjunta que incluso llevó a agentes del FBI a la isla, por el momento no se han encontrado respuestas.

También se barajó la posibilidad de que los ataques los perpetrara un tercer país, una teoría que Washington no descarta pero que tampoco se ha probado.

Por otro lado, al menos cinco familias de diplomáticos canadienses en Cuba también fueron objeto de estas agresiones, según la radiotelevisión pública canadiense, CBC, aunque el Gobierno de Canadá no ha tomado de momento ninguna medida pública contra el país caribeño.