150 AÑOS DE LA REPÚBLICA RESTAURADA ENTRE HISTORIA Y LITERATURA. (I)

Hace 150 años se consumó el triunfo de los liberales reformistas contra la invasión francesa encabezada por Maximiliano de Habsburgo quien se había convertido en el Segundo Emperador de México. Este hecho es fundamental en la vida de nuestra Nación, porque gracias a la valentía que tuvieron los liberales al defender la independencia de México y los principios republicanos, fue como se pudo empezar a desarrollar el Estado mexicano y sus instituciones.
El triunfo liberal implica que hoy tengamos un Estado laico, libre, que el Gobierno sea una República Federal, con Estados y Municipios autónomos, por tanta corrupción que se vive en la actualidad, considero que muchas veces no le damos la importancia que tienen las instituciones democráticas que nacieron con la Reforma, sin embargo, gracias a los liberales hoy tenemos una casa habitable, tal vez, muy sucia por tanta deshonestidad y desfachatez, pero es nuestra casa y limpiarla es nuestra responsabilidad.
El primer paso es conocer y reconocer a esta generación de verdaderos patriotas que diseñaron en gran medida al México moderno, nombres como Juan Álvarez, los hermanos Miguel y Sebastián Lerdo de Tejada, Matías Romero, son protagonistas claves en la historia de la Nación, no obstante, Benito Juárez es la figura central que encabezó el movimiento reformista, es por ello que iniciamos con el libro: “Antología de Benito Juárez, UNAM, Biblioteca del Estudiante, 1972.”
La Antología fue cuidadosamente preparada por Jorge L. Tamayo, en la obra encontraremos parte de los documentos que se han publicado en quince volúmenes bajo el título: “Benito Juárez, Documentos, Discursos y Correspondencia, por la Secretaria del Patrimonio Nacional.” A través de la Antología comprenderemos de manera directa el pensamiento de Juárez y los compatriotas que lo acompañaron en la lucha contra los conservadores en la Guerra de Reforma, y contra los franceses en el periodo de la invasión a invitación de los conservadores.
En las diversas cartas y correspondencia familiar conoceremos a Juárez el hombre de familia, la mayor parte de las cartas son entre Benito Juárez y su yerno Pedro Santacilia, quien era un cubano de ideas liberales casado con Manuela Juárez Maza, son muchos los pasajes que conoce el lector sobre la buena relación que tenía Juárez con su esposa Margarita y sus hijos e hijas, pero es importante remarcar que a partir de la primera mitad de 1850, la familia vivió separada por los conflictos de guerra permanente en los que vivía México y que eran liderados por Juárez.
Un acontecimiento muy duro, pero al mismo tiempo un hecho que nos muestra el carácter y temple de Juárez sucedió en 1964 y 65, años en que mueren sus hijos Pepe y Antonio, para ese entonces la familia ya había perdido a tres hijos, pero ahora en plena guerra contra la intervención francesa murieron Pepe y un año después Antonio, Juárez le escribe a su esposa:
“Te escribí en el correo último manifestándote el gran pesar que me ha causado la muerte de nuestro querido Antoñito. Como debes suponer, mi corazón está destrozado con golpes tan rudos como los que hemos recibido con la pérdida de nuestros hijos; pero es preciso resignarnos a tan duras pruebas y no dejarnos abatir, porque nos quedan aún hijos que necesitan de nuestra protección y amparo. Te ruego por tanto que tengas calma y serenidad, que procures distraerte y que te cuides para que puedas estar en posibilidad de cuidar a nuestra familia. No tengas cuidado por mí, Estoy con buena salud. Si les prueba bien ese temperamento no vuelvan a Nueva York, hasta que varíe la estación de calor. Dales muchos abrazos a las muchachas y a Beno y recibe el corazón de tu esposo que no te olvida.” (Carta enviada, desde El Paso del Norte, a Margarita, el 21 de septiembre de 1865, Benito Juárez, Documentos, Discursos y Correspondencia, por la Secretaria del Patrimonio Nacional.)
Las cartas de contenido político son magistrales, en cada correspondencia no tan sólo se conoce el pensamiento y obra de Juárez, además, vemos como se conducían los diferentes actores incluyendo amigos y enemigos, simpatizantes y opositores, a los interesados en profundizar sobre esta etapa de la historia de México aquí encontrarán el testimonio directo de Melchor Ocampo sobre la firma del tratado Mclane-Ocampo, el doble actuar de Ignacio Comonfort, lo posición digna y firme de Matías Romero, el creciente prestigio militar del futuro dictador Porfirio Díaz, empero comentaré brevemente una correspondencia insoslayable en estos documentos, y se da cuando a Juárez le informan la posición del Presidente Johnson sobre la guerra de México:
“Con relación a la causa de México, dijo lo que debía decir y su dicho en nada nos perjudica, por el contrario, a mí me sorprendió agradablemente lo que dijo porque yo muy poco o nada me esperaba. Yo nunca me he hecho ilusiones respecto del auxilio abierto que puedan darnos esa nación. Yo sé que los ricos y poderosos ni sienten ni menos procuran remediar las desgracias de los pobres. Este es y ha sido el mundo. Sólo los que no quieran conocerlo se chasquean. Los mexicanos en vez de quejarse deben redoblar esfuerzos para librarse de sus tiranos. Así serán dignos de ser libres y respetables. Porque así deberán su gloria a sus propios esfuerzos y no estarán atenidos como miserables esclavos a que otro piense, hable y trabaje por ellos.”
La anterior correspondencia nos ensaña el conocimiento que poseía Juárez sobre lo interior y lo exterior de la política, las formas de cómo se conducen los Imperios y cómo deberíamos conducirnos los mexicanos, pero cuando nos queda muy claro que estamos frente a un verdadero estadista, frente al Benemérito de las Américas, es cuando Juárez le envía la siguiente digna respuesta a Maximiliano:
“Me dice usted que no duda que de esta conferencia –en caso de que yo la aceptara –resultará la paz y la felicidad de la Nación mexicana y que el futuro del Imperio me reservará un puesto distinguido y que se contará con el auxilio de mi talento y de mi patriotismo.
Ciertamente, señor, la historia de nuestros tiempos registra el nombre de grandes traidores que han violado sus juramentos, su palabra y sus promesas; han traicionado a su propio partido, a sus principios, a sus antecedentes y a todo lo que es más sagrado para un hombre de honor y, en todos estos casos, el traidor ha sido guiado por una vil ambición de poder y por el miserable deseo de satisfacer sus propias pasiones y aun sus propios vicios, pero el encargado actual de la Presidencia de la República, salido de las masas obscuras del pueblo, sucumbirá si es éste el deseo de la Providencia, cumpliendo su deber hasta el final, correspondiendo a la esperanza de la Nación que preside y satisfaciendo los dictados de su propia conciencia.
Tengo que concluir por falta de tiempo, pero agregaré una última observación. Es dado al hombre, algunas veces, atacar los derechos de los otros, apoderarse de sus bienes, amenazar la vida de los que defienden su nacionalidad, hacer que las más altas virtudes parezcan crímenes y a sus propios vicios darles el lustre de la verdadera virtud. Pero existe una cosa que no puede alcanzar ni la falsedad ni la perfidia y que es la tremenda sentencia de la historia. Ella nos juzgará.”
Correo electrónico: miguel_naranjo@nullhotmail.com