Actualmente, viajar por la autopista Amozoc-Perote resulta –literalmente- un asalto en despoblado. Las historias sobre robos con violencia a transportistas, agresiones a autobuses de pasajeros y automovilistas, homicidios y hasta abusos sexuales se han multiplicado de manera alarmante, lo que la convierte en una de las carreteras que el ciudadano paga por transitar por ella, más peligrosas del país.
A pesar del riesgo que representa, se trata de una autopista estratégica por su alto dinamismo comercial y turístico, ya que conforma una de las vías rápidas que comunica al Golfo de México con toda la zona central del país.
Desde siempre ha sido un tramo semidesértico y solitario. No es común que haya mucho tráfico, a pesar de que sin importar el destino –ya sea México, Querétaro, Pachuca, Puebla o Tlaxcala-, es paso obligado para quienes viajamos desde o hacia el estado de Veracruz.
Por eso, considerando el afluente vehicular, la serie de asaltos que se han venido denunciando es mucho más que un acto de mala suerte. Viajar en este tramo se ha convertido en cosa de días en una verdadera ruleta rusa.
Y no es casual. Según reportes del Sistema Nacional de Seguridad Pública, ningún otro delito en el país tuvo un incremento tan elevado en los primeros cinco meses del año como el robo en carreteras.
Entre enero y mayo de este año, la cifra de averiguaciones previas por este delito creció en 62.5% respecto al mismo periodo del año pasado. Del total de robos en carretera denunciados en este periodo, 86% se cometieron en los estados de Tlaxcala, Puebla, Guerrero, Veracruz y Oaxaca.
Sin embargo, este delito está aún más focalizado en Puebla y Tlaxcala donde se reportan seis de cada 10 robos. Entre los tramos carreteros con el mayor número de asaltos destacan San Martín-Tlaxcala; la Amozoc-Perote; México-Puebla y la carretera federal Puebla-Tlaxcala.
Los asaltos en carreteras con el «modus operandi» de arrojar objetos para reventar las llantas y obligar a los conductores a detenerse no son nuevos. Así hemos conocido historias incluso en las autopistas del estado de Veracruz. Lo que sí es verdaderamente alarmante es la violencia y la impunidad con que se están cometiendo estos atracos, en los que se han visto involucrados ya muchos veracruzanos.
Por esta razón, el jueves pasado presenté un Punto de Acuerdo ante el Senado de la República para hacer un exhorto a la Comisión Nacional de Seguridad, a fin de que la Policía Federal, en coordinación con las autoridades de los estados de Puebla, Tlaxcala y Veracruz, refuercen la seguridad en el tramo carretero de “Amozoc – Perote”, con el propósito de combatir la delincuencia organizada y se garantice la protección oportuna a los usuarios.
Según los relatos, no se trata de delincuentes ordinarios que se conformen con el botín más común: carteras, relojes, celulares y dinero en efectivo. Muchas denuncias anónimas –hechas a través de los medios de comunicación y no siempre ante las autoridades de justicia- coinciden reiteradamente en la agresión sexual a mujeres y el uso de armas de fuego contra quienes intentan defenderse.
A pesar de que hay varias teorías al respecto, no queremos especular sobre quienes pudieran ser los responsables de estas agresiones físicas y robos con violencia. Es algo que deberán investigar las autoridades estatales a partir de las denuncias que han sido presentadas por las víctimas. Nuestro propósito es que se refuerce la seguridad y se garantice el tránsito de cientos de automovilistas.
Sin duda, este incremento en la actividad delictiva y violenta, conlleva un impacto negativo en las actividades económicas y turísticas de la región; cabe mencionar, que, los crímenes que se han presentado en esta área no están generalizados y se muestran en una zona determinada, demostrando una clara falta de vigilancia que genera un ambiente de temor en la población.
No tendríamos espacio suficiente para relatar cada uno de los eventos que se han sucedido en los últimos meses. Las víctimas crecen cada día. Debemos estar conscientes que no se trata de estadísticas sobre incidencia delictiva, sino de personas que han sido agredidas de manera reiterada. Por eso debemos tomar cartas en el asunto.
Con el propósito de dar seguimiento estrecho y personal a lo que ha sucedido en este y otros tramos carreteros de nuestro estado, les proporciono mi correo electrónico hectoryuneslanda@nullhotmail.com para que, me reporten experiencias pasadas o recientes de este tipo, y que, en base a esta información que Uds me proporciones, el área de seguridad nacional defina una estrategia muy específica para combatir este «asalto en despoblado».
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