El Maestre habla…
Augusto Comte clasifica las inclinaciones humanas en diez tendencias elementales (personales y sociales). En principio: el instinto de la conservación y el del perfeccionamiento, aunque el primero se distingue en conservación del individuo en lo que concierne a la especie y cruza sobre el segundo, este exige también dos principios diferentes: uno sexual y el otro maternal.
Los tres primeros términos de la serie afectiva comprenden, pues, tres instintos conservadores: el de la nutrición, el sexual y el maternal.
Para llegar a los cinco instintos egoístas, es necesario añadir una combinación entre los dos instintos del perfeccionamiento; es lo que Comte califica de militar e industrial, es lo que empuja el ser a mejorar su condición.
La serie afectiva se extiende, a continuación, a las inclinaciones intermediarias, que hacen distinción entre dos potencias: Temporal y Espiritual; estas son las tendencias sociales o altruistas.
Finalmente, las inclinaciones superiores: cariño, veneración y el instinto supremo: la bondad o el Amor Universal.
Es en este último plano, que las religiones se han dedicado a predicar, desde «la caridad» cristiana, hasta el «ahimsa» de los Hindúes. Este Amor Universal, es el ejemplo dado por los Grandes Instructores, los Mesías, los Maestros del Vehículo Supremo Iniciático.
Cierto, la bondad a menudo es especulativa, y que sea directamente como la masa católica que espera un paraíso o indirectamente como los adherentes de las sectas teosóficas que esperan una mejor reencarnación, este deseo de perfeccionamiento está dirigido, sobre todo, por una inclinación egoísta.
A pesar de aceptar el principio de la reencarnación, no hay que creer que todas las filosofías orientales tienden hacia este egocentrismo, y Kant ha sabido demostrarlo muy bien. Este filósofo alemán es el primer europeo que tomó por base filosófica: la razón pura (como los orientales). Su obra «Crítica de la razón pura» aparecida en 1781 precedía de este modo en occidente los trabajos de los indianistas que hicieron su aparición en el siglo XIX:
Su obra enseña en resumen: hacer exactamente la parte de la razón, en todas las partes del conocimiento humano y, por ahí, dar cuenta de la conciencia.
Schopenhauer, el discípulo más comprensivo de Kant, era nombrado a veces: el budista perdido en Occidente (aunque fue más bien un ferviente de los Vedas) aceptando naturalmente la teoría de la reencarnación, habla también del «maya» (la ilusión, el espejismo) y en este sentido define la «materia» como «una mentira verdadera»!
Con brevedad, incluso fuera de la concepción de la migración de las almas, hay seres que han realizado el Amor Altruista Verdadero. Se puede juzgar de la potencia del perdón de un Gandhi, por ejemplo, que moribundo bajo el golpe de su agresor tiene la sublime caridad de pronunciar la última palabra: «Ahimsa» (no-violencia), último término para salvar a su asesino del castigo, lo que hace del Mahatma (textualmente Alma Grande) un Santo.
Los Viriyadhika están siempre a la búsqueda de oportunidades para ponerse al servicio de los otros. Son los Boddhisattvas Energéticos (enérgicos) y corresponden un poco a los Karma-Yogis de los Hindúes. Hay tres clases de Boddhisattva: Los Panadhikas (intelectual), que desarrollan la sabiduría por la vía del conocimiento (la razón que guía); los Saddhadhikas (devotos) que buscan la inspiración venerando a Buddha (la religiosidad anima) y, en fin, los Viriyadhikas, cuyo tiempo es mucho más largo para alcanzar el estado de Buddha (textualmente: iluminado).
El término Boddhisattva cuya forma sánscrita debería ser Bodhisakta (en pali: Bodhisatta), se aplica a los grandes espíritus liberados y que mantienen su encarnación para salvar a otros seres. Aunque el ideal bodhisatta es exclusivamente budhista, un Bodhisattva no es necesariamente budhista. En fin, según la Tradición, se dice que la Fuerza Espiritual de estos devotos de la Sabiduría, es suficiente para mantener el equilibrio pacificador del mundo. Aparte de los Grandes Iniciados que irradian su magnetismo sobre la corriente esotérica que hace evolucionar a la humanidad, es bueno ver sobre el plano cultural y social, a las convenciones, consagrándose a levantar el nivel de vida y trabajar de una manera general a preparar un mundo mejor.
Nada sería más ilógico, que ver presentar una conclusión en forma de expuesto político, o todavía, el establecimiento de un programa social. La situación actual pide, por cierto, una solución de ciertos problemas, pero ésta no es nuestra misión, que se limita a aclarar, educar, y, mejor todavía, filosofar…
Se conoce nuestra proposición por un mundo ideal: una generación de Yoghis! Un gobierno mundial de iniciados. ¡Una Gran Fraternidad Universal!.
Podría tratarse de una organización social sobre las bases de las Sociedades Esotéricas del pasado, pero ciertamente no el de establecer una Familia Humana según los planos de una Franc-masonería moderna.
Los puntos de vista expuestos en estos pequeños libritos, están lejos de ser nuestras opiniones, incluso cuando las citaciones están hechas sin ser seguidas de argumentos contradictorios; es únicamente con la finalidad de una documentación general, en vista de conocimientos más amplios, en cuanto conciernen al interés del género humano actual.
Mikel Dufrenne y Paul Ricoeur escriben en «Karl Jaspers y la Filosofía de la Existencia», página 343:
«El problema del individuo humano está fuera de serie, no es un caso particular en un problema más vasto de la individualidad o de la individuación; pero no es en vano interrogar los antiguos sistemas donde la analogía de género a individuo, de la esencia a la existencia, ha sido tratada tan seriamente, como no se ha encontrado después».
Tendríamos mala gracia en no reconocer que los diversos sistemas políticos se han sucedido sin éxito en las diferentes formas gubernamentales.