Si toda la población estadounidense adoptara una dieta vegana provocaría un efecto negativo en la salud pública. Así lo ha asegurado una reciente investigación publicada por la Academia Nacional de Ciencias de EU.
Según el estudio, enfocado en el impacto nutricional y ambiental de la eliminación de los animales de la dieta y la agricultura, esto provocaría en principio un aumento de la cantidad de alimentos disponibles en un 23 por ciento, pues los granos que se usan para la alimentación de los animales pasarían a ser consumidos por los humanos.
¿RIESGO?
Consecuentemente, el organismo recibiría un mayor suministro de ciertos nutrientes importantes. Sin embargo, los expertos subrayan que otros nutrientes esenciales que se obtienen de los animales como el calcio, las vitaminas A, D y B12 y algunos ácidos grasos (araquidónico, eicosapentaenoico y docosahexaenoico), disminuirían significativamente.
Muchas de estas sustancias han demostrado estar relacionadas con la disminución del riesgo de contraer enfermedades cardiacas, dolencias ligadas con el desarrollo visual y cognitivo en los bebés, la agudeza visual, entre otros.
“Hay algunos requisitos nutricionales que no podemos obtener simplemente al consumir alimentos derivados de plantas”, aseguró Mary Beth Hall, coautora de la investigación.
“UN DESAFÍO PARA TODA LA POBLACIÓN”
Aunque en este análisis no se tuvo en cuenta la posibilidad de tomar suplementos, y solo se evaluó la ingesta de alimentos, los científicos admiten que es posible vivir de forma saludable con base en una dieta vegana a nivel individual, pero llevarla a dimensiones más amplias resulta difícil.
“Es completamente posible satisfacer los requerimientos nutricionales individuales de los seres humanos con raciones basadas en plantas cuidadosamente seleccionadas y sin suplementos, pero esto puede ser un desafío para una población completa”, dice el estudio.
EFECTO AMBIENTAL
Los animales suponen alrededor del 49 por ciento de las emisiones de gases agrícolas en EU, pero una nación de 320 millones de veganos reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura en un 28 por ciento. Las emisiones anuales caerían de 623 millones de toneladas a 446 millones de toneladas.
Por otro lado, la tierra de la industria ganadera pasaría a ser cultivable. Eso aumentaría la cantidad de desperdicios agrícolas y eliminaría a los animales que ahora comen gran parte de él. Según estiman los autores, quemar el exceso de desechos agregaría unos 2 millones de toneladas de carbono a la atmósfera. Las demandas de fertilizantes también aumentarían, mientras el suministro de estiércol disminuiría.