Intento hacer memoria, pero no logro recordar un momento en que la política diera tanta pena ajena. Quizás sea que mis conocimientos en historia son muy escasos –una posibilidad muy alta– o que como diría Eco, las redes sociales le han dado el derecho a hablar a legiones de imbéciles. Listo, lo dije: acepto las pedradas.
A decir verdad esto es una columna muy atrasada cuyo objetivo original era hablar de aquella lamentable actividad a la que hemos denominado “comunicación social”, pero las social networks se me atravesaron en el camino y qué podía hacer. Millennial, al fin y al cabo…
¿Y cómo no hablar de las redes sociales cuando tenemos tantos ejemplos para el muestrario de la vergüenza? Empezamos por Trump y podemos terminar tranquilamente en nuestro pequeño terruño veracruzano: que si a Jorge Winckler le encanta cocinar paella y bloquear colectivos y periodistas en Twitter, o la lamentable sobrina de Tanya Carola Viveros Cházaro que tras el escándalo a lo María Antonieta (“¡pues que coman pastel!”, dicen que exclamó la infortunada reina ante la queja del pueblo de que escaseaba el pan) no dudó en llamar, en su Facebook, “muertos de hambre” a los periodistas enojados. De community manager no vive, pero si se trata de echarle más leña al fuego ¡ya la hizo!
¿Pero de qué nos sorprende? Las redes sociales llegaron muy de improviso a la política, la misma que protagonizan personas que no saben usar Snapchat (y no los culpo… ¡yo tampoco!) y que a veces da la impresión de que no entienden los alcances de éstas. ¡Tan solo hay echarle un vistazo a cómo las han gestionado!
Empecemos por una fácil y centrémonos en Twitter, para no alargar esto demasiado: la cuenta del Ayuntamiento de Xalapa. Resulta que si buscamos, muy a la ligera, nos encontramos con dos “arrobas” para éste: @axalapa y @AytoXalapa. La primera corresponde al ayuntamiento encabezado por Elízabeth Morales y la segunda, a Américo Zúñiga. Supongo que en la entrega-recepción a nadie se le ha ocurrido incluir redes sociales.
Si seguimos con el Ayuntamiento de nuestra capital podemos encontrar la cuenta @CSA_Xalapa, del Centro de Salud Animal… inactiva desde 2012. Ahora bien, tampoco hay mucho que decir de @AytoSaludAnimal, la cuenta oficial de la administración actual, ¡pues también está inactiva desde junio de 2015!
¿Y qué tal Sedesol Veracruz? En primer lugar tenemos a @Sedesol_VER, cuenta inactiva desde 2014 y la actual, @VerSEDESOL. Caso curioso es el de la Secretaría de Medio Ambiente del Estado, pues tiene en existencia el arroba @SedemaVer, cuya última actividad fue retuitear a Miguel Ángel Yunes Linares el 11 de diciembre de 2016; y @SEDEMAVeracruz, cuenta activa desde diciembre de 2016 y oficial hasta el momento.
Pero mi cuenta múltiple favorita tiene que ser, en definitiva, la de Sefiplan: la primera fue @SefiplanVer, cuyo último tuit data de 2011; le sigue @sefiplan_ver, cuya única actividad fue replicar, en 2013, un tuit de @GobiernoVer (la cual, hay que decirlo, sí sigue activa): y finalmente tenemos @Sefiplanenlace, activa actualmente.
¿Y si hablamos de políticos? Bueno, antes que nada hay que recalcar que a varios se les ha pasado “verificar” su cuenta, un proceso que permite autentificar su identidad en Twitter como figuras públicas para que el resto de los usuarios sepan que de verdad están interactuando con ellos, o siquiera con su cuenta oficial, distinguible por una simple palomita azul al lado del nombre de usuario.
Al primero que se le fue el avión fue a Américo Zúñiga, eso sí, muy activo en Twitter; nuestro gobernador sí que se ocupó de autentificar su cuenta, algo que se le ha pasado a sus hijos Fernando y Miguel Ángel Yunes Márquez (@FYunesMárquez y @MYunesMarquez ) y también a Héctor Yunes Landa (@HectorYunes), de forma que si queremos saber si sus cuentas son reales, tenemos que entrar a sus perfiles y revisar su actividad, a ver si cuadra… ¡Y no crea que son los únicos! Pero si empezamos a enlistarlos todos, ¡no acabamos!
Un caso especial es el de Iván López Fernández, excontralor de Duarte y quien recientemente se registró como aspirante a titular de la Auditoría Superior de la Federación. A él lo encontramos como @IvanLopez_2017, la cuenta que –suponemos– creó para su fallida campaña a la alcaldía de Emiliano Zapata, inactiva desde mayo y con tan solo 63 seguidores. Dado el “2017” al final de su nombre de usuario, podemos inferir que la cuenta solo tuvo importancia para este año, tan próximo a acabarse.
¿Y cuál es el problema? Tan simple como reconocer que el desorden que sospechamos que impera dentro de las entrañas de la política y el poder se refleja fácilmente en el manejo de sus redes sociales, herramientas que bien podrían usarse para acercarse más a la población, pero que son pobremente utilizadas y abandonadas sin siquiera eliminarlas del espacio virtual, lo cual puede crear confusión en el usuario que de repente quiera buscar a algún político o dependencia para resolver una duda o externar alguna opinión.
No se trata solo de tener el tacto del que carecen Jorge Winckler y Samantha Sáez, la sobrina de la diputada Tanya Carola Viveros, sino de poseer un bagaje de conocimientos actual, una mente que sepa dirigirse y responder a las nuevas audiencias en estos nuevos tiempos para la comunicación. Las redes sociales son una oportunidad, pero para aprovecharlas, también hay que saber usarlas. Y eso incluye eliminar las cuentas que ya no se usan… ¿Tanto les cuesta pasarse las contraseñas?
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