El proceso de transición política que vive el país ha impulsado, aunque de manera insuficiente, el empoderamiento de los ciudadanos. Muestra de lo anterior, es que los partidos políticos apuestan cada vez más a postular candidatos con mayor empatía con los electores, aún cuando estos no formen parte de su militancia o de sus grupos hegemónicos.
Otro ejemplo es que las candidaturas ciudadanas han abierto brecha en la ley y empiezan a modificar un sistema de partidos que poco representaba los intereses de los electores. Los ciudadanos quieren participar de la toma de decisiones a la hora de integrar sus órganos de gobierno; y esta participación no se agota en el ejercicio de su voto.
Ya no hay espacio para el monólogo de los partidos políticos. La única forma de ensanchar la democracia es abrir la participación a los ciudadanos. Un verdadero quehacer democrático que destierre el autoritarismo y que no sirva sólo para disimular la arbitrariedad del poder y la desigualdad en nuestra sociedad. Esa es una responsabilidad de la democracia y los ciudadanos.
Son esas algunas de las razones que me impulsan a buscar a la candidatura al Gobierno de Veracruz. Por muchos años, en las más diversas responsabilidades del sector público y de representación popular, me he preparado para gobernar a mi estado. He recorrido el estado tantas veces que conozco todos los municipios y prácticamente todas sus comunidades.
Pero entiendo muy bien, que el alto honor de gobernar a Veracruz no se reduce a un asunto de merecimientos. Nunca he creído en el derecho adquirido ni en las oportunidades perdidas. Quienes aspiramos a la candidatura hemos conocido en las urnas lo mismo la derrota que la victoria; la primera nunca venció nuestra voluntad, mientras que la segunda tampoco envileció nuestro carácter.
Hoy las candidaturas se deben construir con trabajo y una propuesta honesta y congruente. Una aspiración debe descansar en el conocimiento, la experiencia y el carácter. No tengo la menor duda que quienes aspiramos cumplimos estrictamente con este perfil, y en este sentido, nuestro futuro lo habrán de decidir los veracruzanos.
Quien no es capaz de ganar una contienda interna objetiva y transparente, difícilmente ganará una elección frente al resto de las ofertas políticas que estarán en la boleta electoral.
Soy el primer interesado en construir una candidatura sólida y legítima. Que represente con dignidad al partido, que sume a todas las corrientes, que sea electoralmente competitiva y que resulte una propuesta que genere confianza y certeza a los veracruzanos.
Esta es la razón por la que he insistido que se realicen las encuestas que den certidumbre sobre estos aspectos estratégicos. Debemos escuchar la opinión de los veracruzanos –y de la mayor cantidad posible de ciudadanos sin partido-, para que los priistas encontremos la mejor propuesta al Gobierno de Veracruz.
De esta forma, la decisión que tomen los consejeros políticos de mi partido para elegir al candidato al Gobierno de Veracruz, responderá a la opinión de muchos y no a la decisión de muy pocos. He dicho, y lo sostendré hasta el final, que en caso de que las encuestas no me favorezcan, seré el primero que pondré todo mi esfuerzo y mi capital político a favor de quien resulte favorecido con estas.
Los tiempos políticos y electorales se han cumplido puntualmente. La decisión del priismo veracruzano la conoceremos muy pronto, probablemente esta misma semana.
Desde hace casi cuatro décadas he puesto al servicio de Veracruz toda mi capacidad y mi trabajo. También he puesto mi futuro, porque estoy seguro que gobernar Veracruz es mi destino.
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