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Teilhard de Chardin decía, ya en los años 30 del siglo pasado: estamos asistiendo a la emergencia de una nueva era para la Tierra y la humanidad.
Va a irrumpir, afirmaba de Chardin, la Noosfera. Después de haber participado en el proceso evolutivo la antropósfera, la biósfera, la hidrósfera, la atmósfera y la litósfera. Ahora es la nueva esfera, la esfera de las mentes y de los corazones sincronizados: la noósfera. Como saben noos (nus) en griego significa el espíritu y la mente unidos al corazón.
Por su parte, el 26 de junio del 2009 Miguel D’escoto Brockmann, Presidente de la Asamblea General de la ONU señalaba ¿Hacia dónde vamos? Me permito creer y esperar que vamos todos a asistir a la lenta pero irrefrenable irrupción de la noósfera. Los seres humanos y los pueblos van a descubrirse y aceptarse como hermanos y hermanas, como familia y como una especie única, capaz de amar, de ser solidaria, compasiva, no violenta, justa, fraterna, pacífica y espiritual.
La noosfera viene a simbolizar el despertar de la conciencia de los seres humanos a través de la Madre Tierra hacia una Nueva Era.
La entrada de la Nueva Era Acuariana a partir de 1948 ha sido acompañada de sucesos y símbolos de alta significación Divina que indican al género humano pautas y métodos iluminadores para el despertamiento interno del hombre y para el reconocimiento del actual retorno de CRISTO que simboliza ese despertar, y la señal definitiva de su presencia en la tierra, que ha sido ya reconocida por los que tienen “ojos y oídos “escribía el Dr. Ferriz Olivares.
Concerniente a ello, entre las profundas Obras que el S. Maestre Dr. Serge Raynaud de la Ferrière ha dado a la humanidad, se encuentra este mensaje de navidad: La hora ha sonado en que Hombres y Mujeres deben realizar su Misión. Esta misión fue mencionada en los Evangelios (Marcos VI -8 a 11 y Lucas IX del 1 al 6); además, para los que no tienen la Gracia de ser misioneros como los Apóstoles, les queda una primera lección: la de renovarse a sí mismo, transformar su personalidad profana en individualidad mística, o mejor dicho, “espiritualizar” la materia. San Juan III: 3 al 8.
El materialismo no puede ofrecer más que un progreso para una vida de confort y bienestar físico, pero nunca salva el problema de la ansiedad mental; somos hechos de la Esencia Divina y solo el realizar espiritualmente las cosas, puede dar la Paz interior. Venimos de Dios, somos de Dios (para no decir que somos El mismo, una parte de su Manifestación) y hay que regresar a Dios. Mejor todavía es realizar lo que nunca hemos dejado: la “autorrealización” que cada uno debe lograr para tener la confirmación de que somos Espíritu y de que así mismo poseemos la Vida Eternal. Apegarse a la materia es apegarse a la desilusión, perder la Existencia Suprema, porque quien quiere su vida física naturalmente pierde la otra, pero disgustarse de la existencia terrenal es abocarse a tomar refugio en el Alma Universal de Dios. San Juan XII: 25 y 26.
El camino de la Salvación es en Cristo, pero no solamente en pensar que Él salvó al Mundo, sino en realizar el Cristo en Sí-mismo… Esta CHRlSTalización es la base misma de la Vía hasta la Verdad… Este estado de transmutación, este plano de supremacía del espíritu sobre la materia, hace olvidar el propio personaje para fundirse en la Consciencia Universal. El Espíritu de Verdad no habla de sí mismo, pero hace llegar a toda verdad, así dice el Cristo San Juan XVI: 13 y 14.
El Evangelio de San Juan XVI: 12 y también 25 nos enseña que Cristo se lamentó algunas veces de no poder dar toda su enseñanza, porque los discípulos no estaban listos para comprender, pero también añadió que la hora vendría en la que sería posible hablar claramente… Por las Escrituras sabemos del regreso del Cristo y según las informaciones, el tiempo anunciado es muy similar a la época actual.
San Marcos XIII, del 7 al 37: “guerras, una nación contra la otra, anuncio para los que estuviesen en Judea, etc…. entonces será el momento de la venida del “Hijo del Hombre”…:
San Mateo, Cap. XXIV vers. del 6 hasta el 35, habla largamente de los detalles del advenimiento y es claro que el signo del Hijo del Hombre en el Cielo es la señal definitiva de su presencia en la tierra. Una vez más la Simbología cumple su papel para los que tienen “ojos y oídos”…!
Desde 1948, el signo del “Hijo del Hombre», el signo zodiacal del “Aguador” apareció en el cielo, y los científicos del mecanismo planetario anunciaron el comienzo de la Nueva Era, la Edad del Aquarius (consecuencia de la entrada de la constelación Acuarius, actualmente presente en el punto vernal de la eclíptica).
Además de este testimonio científico, simbolizado por lo que es conocido en Astronomía corno “Precesión equinoccial”, la figura del Cristo apareció concretamente en el cielo de Corea, foto publicada el 20 de septiembre de 1951 en El Universal Grafico, a fin de que se cumplieran realmente las profecías y que fuera indicado verdaderamente el comienzo del Reinado del Hijo del Hombre.
Así es testificada de una manera simbólica y verdadera la venida del Cristo Glorioso con su eternal Principio de Ley Universal de las analogías, resumida en el axioma oculto: “como es arriba es abajo, como es abajo es arriba, para que se cumpla el Milagro de los Mundos”.
“GLORIA A DIOS EN LOS CIELOS Y PAZ EN LA TIERRA A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD”.