Y bien, ya en 2018 y la vida sigue igual. Dicen que todo tiempo pasado fue mejor, y entonces el hoy y el mañana ¿qué? ¿A quién se le ocurrió crear el tiempo? ¿O inventarlo? ¿No es sólo una sucesión de palpitaciones? Año nuevo, vida nueva. No lo creo así, quizás nomás un montón de aspiraciones y buenos deseos –que por eso no paramos- que al rato están tirados al cesto del olvido. En realidad, si abrimos tantito los ojos, seguimos igual o peor, y a nuestro alrededor nos percatamos que la situación está de la chingada, y no hay diferencia entre el año anterior y este añito bebé –maldito- que nació para partirnos la madre. Y si no lo creen, pos nomás quítense las vendas de los días idílicos navideños y decembrinos y observarán cómo la pobreza sigue ahí, la violencia evidencia su crueldad, la impunidad se carcajea, la indiferencia nos infecta cual lepra renovada, la muerte simula y disimula –no es lo mismo, eh-, el mundo acelera su movimiento y no hay manera de bajarse de él, ¿verdad, Mafalda? Salvo que de un tiro en la sien lo abandonemos y digamos adiós.
No es pesimismo y mucho menos fatalismo. Si hemos de querer y en este nuevo año deseemos salvar al mundo, en verdad que hace falta reflexionar en serio y decir la verdad. ¿Quién se atreve? A la par, por favor, esos sentimientos baratos tirarlos a la basura, y de nuevo construir, o reencontrar, el alma. ¿Dónde está? El alma piensa más con el raciocinio, y éste siente más con el alma.
El escritor hijueputa Fernando Vallejo, autor de los libros La virgen de los sicarios, La puta de Babilonia, entre otros, pone en voz de sus personajes en El desbarrancadero, el siguiente diálogo:
-¿Qué habrá después de la muerte, m’hijo?-me preguntó.
-Nada, papi-le contesté-. Uno no es más que unos recuerdos que se comen los gusanos. Cuando vos te murás seguirás viviendo en mí que te quiero, en mi recuerdo doloroso, y después cuando yo a mi vez me muera, desaparecerás para siempre.
-¿Y Dios?
-No existe. Y si no, mirá en torno, por todas partes el dolor, el horror, el hombre y los animales matándose unos a otros. ¡Qué va a existir ese asqueroso!
Ustedes dirán. Pero a mí me late, tengan el credo que les alivie o fastidie, que México seguirá peor. Las peroratas de los políticos están a la orden, y eso que apenas si son las precampañas, y al menos a mí me tienen hasta la madre. Por cierto, el mismo Fernando Vallejo dice que en vez de celebrar a las Madres se debería festejar a los “Hijos” –a los hijos, otra cosa es el Día de niños- porque, ay, cuánto sufrimos.
Lo cierto es que seguiremos soportando y sufriendo –los que gusten-, de tantas promesas y palabras enlodadas en mentiras de los pre y luego candidatos a la presidencia, gubernaturas y diputaciones federales y estatales, llámense como se llamen, se coalicionen o se coluden, es igual.
Seamos mexicanos, pero no pendejos, es mi mayor y mejor deseo para este año. Y menos arrastrados, borregos de aquí y de allá. No lo creo, pero bueno, feliz buen 2018.
Los días y los temas
Y si no se han dado cuenta todo está ya, desde las alturas del Dios político mexicano, tamaleado. Próximo gobernador de Veracruz: el junior Mike Yunes Márquez. Y eso lo sabe ya Yunes Zorrilla.
De cinismo y anexas
Lectores míos, prometo seguir siguiendo diciéndoles pendejadas, a ver si así despiertan y al menos a mí me dicen que no diga pendejadas y sigan mejor con las pendejadas de enfrente. Ustedes deciden. Eso espero.
Entretanto, dice el escritor colombiana Fernando Vallejo que “la mejor medicina es la que se le receta a un sano, y el mejor médico el que convence al sano de que está enfermo”. El que tenga oídos, oiga. Gracias, Señor…
Ahí se ven, felices pos posadas y Día de Reyes, mis amores.