Ante el lluvioso inicio de año, la posibilidad de una inundación se incrementa debido a las condiciones naturales del arroyo “Agua Dulce”, que es uno de respuesta rápida, pero también existe otro factor que influye en la conformación de encharcamientos: la basura.
Los residuos sólidos que quedan sobre las calles y aceras terminan atorándose en las ‘bocas de tormenta’ o las rejillas de las alcantarillas, de modo que parte de la basura termina tapando las líneas de desagüe por dentro y otra parte, desde fuera.
Las rejas de las alcantarillas, durante esta temporada de lluvias, fácilmente pueden apreciarse llenas de botellas, bolsas de frituras, pedazos de cartón y demás, las cuales impiden que el agua pluvial fluya correctamente y el nivel se incremente en la superficie.
De esta forma, es más fácil que haya encharcamientos en las calles de Agua Dulce, sobre todo en áreas bajas o donde se forman cunetas debido a la forma de las calles como ocurre en la colonia Cuatro Caminos, Lázaro Cárdenas o Centro.
Si bien la razón más importante para que ocurra una inundación es la intensa cantidad de lluvia, el hecho de que las calles permanezcan llenas de basura influyen altamente para contribuir a que haya encharcamientos con menor cantidad de precipitaciones o que estos se agraven o duren más tiempo.
Y es que, al menos en la calle Francisco I. Madero, no existe ya ningún bote de basura, pues los que se instalaron hace más de seis años han desaparecido por completo debido a la falta de mantenimiento tanto de autoridades municipales como de la misma ciudadanía.
Mientras tanto, la basura continúa acumulándose en las calles y con las primeras lluvias terminan por tapar las coladeras, lo que finalmente provocará encharcamientos y afectaciones a los pobladores hidrómilos.