*De Saramago: “Yo no escribo para agradar ni tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar”. Camelot.

EL LOCO (PARTE III/ULTIMA)

Se ignora por qué Miguel Ángel Yunes Linares llama loco a Andrés Manuel López Obrador. En un video arriba del auto, le dice loco cuantas veces se le ocurre. Anda tras de él y sus huellas, como cuando Sherlock Holmes buscaba a alguien. Hay riña, desde el punto de vista que se vea, y parte de la gente a la que le gustan estas reyertas, piden: “Queremos mas bax”, como Stalone en su comercial. Quien le ha dado mucho juego a esta bronca choleña-tabajqueña, ha sido Ciro Gómez Leyva, a quien anoche mismo el exgobernador JDO desde el Reclusorio donde lo tienen guardado, le envió otra carta, no de Eufemia, una carta porque Ciro se ha convertido en su salvoconducto epistolar y el comunicador en su Twiter desde temprano anunciaba esa carta, en lo que quien esto escribe venia lidiando desde Xalapa por la mugrienta carretera de Capufe, que ahora, bendito dios, no tuvo retraso. Fui a Xalapa a la primera reunión anual de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas (CEAPP), con los ocho colegas comisionados y el secretario Jorge Morales Vázquez y la presidenta Ana Laura Pérez Mendoza. Repasamos las actividades del año, oramos por los periodistas caídos y se dio razón y parte de a todos aquellos que se les ha ayudado, en lo moral y en lo económico y con la seguridad policiaca, que bastante apoya el gobierno de Yunes Linares con Téllez Marie y el Fiscal Winckler. Nada hay como cuidar de ellos, fue un buen año, con ahorros y limpieza en el dinero, ahí nadie se tentonea nada, y con el prestigio de que hasta relatores de Naciones Unidas (ONU) del ramo de Derechos Humanos y protección al gremio, pidieron visitar la Comisión y conocer el trabajo. Fue un buen año, sin duda.

EN EL CAMINO

En esas venia en el camino, cuando Ciro dijo de la carta de Duarte. Pues llegué a tiempo y vi el affaire por tele a las 10:30, que a veces parece un culebrón. La carta no traía gran cosa, lo relevante era que Duarte les mandaba decir a los dos, Yunes y AMLO, que a él lo dejaran en paz y no se metieran en su vida, que bastantes líos debe traer ahí encerrado, digo yo. Pero Ciro exhibió un cartel que más bien parece pelea, y lo llamó La batalla del Álamo, como aquella que se dio en San Antonio, Texas, porque en Álamo, Veracruz, según parece, se verán las caras. Cuento una historia: Una vez entré al Álamo texano, famoso sitio porque allí mi general Santa Anna hizo morder el polvo a unos ‘locos’ atrincherados, cuando la República todavía no era de ellos y Sam Houston aún no se la agandallaba, ni hacían las famosas autopistas y los Mall texanos. En 13 días, el general los asedió hasta que entró por ellos y ‘no tomó prisioneros’. En las guerras posteriores gringas, cuando los Marines entran a combatir a cualquier enemigo, gritan: “Remember el Álamo”, en clara referencia a cuando les dimos un tirito, que se merecían. Ya luego nos quitaron lo que pudieron y no llegaron hasta a Veracruz quien sabe porque cosas, pues si eso hubiera sido, no lo duden, Veracruz sería como Dallas (sin albur), aunque no estuviéramos ninguno de nosotros ni nuestros antepasados. John Wayne hizo una película donde se sentía la mamá de los pollitos, aunque esa vez les dimos palo, ahora se vengaron enviándonos a Trump, pero aquella vez, palo.

EL MUSEO DE SAN ANTONIO

La vez que entré a ese Museo, que está pegadito al Mall Rivercenter, al píe de su navegable y bello rio San Antonio, me salí mas encorajinado que Yunes cuando llama loco a AMLO. Sucede que el guía nos pintaba como killers, unos criminales que no les dimos cuartel a aquel Davey Crokett, que luego Disney inmortalizó. Estaban en territorio que no era de ellos, mi amigo, le dije al guía acordándome lo que me habían enseñado en la secundaria el maestro Valenzuela y Barragán Ortiz, y por eso Santa Ana les dio palo. Me vio con cara de what, mejor me salí, no fuera la de malas que llamara a un guardia y me deportaran, aunque aquella vez no deportaban a nadie, no llegaba el deportador mayor aun. No regresé nunca más, porque allí, en el Álamo, ellos fueron las víctimas y nosotros los malos, como dice el programa de tele de Televisa, ah no, ese es nosotros los guapos. Luego, días después, en San Jacinto llegaron y masacraron al ejército mexicano no dejando ningún vivo, y de eso ellos se enorgullecían. Ahí eran los buenos. Lo bueno fue, sigo con el breviario cultural de Wikipedia de guerras, que años después mi General Pancho Villa (Oye tú, Francisco Villa, que dice tu corazón), entró a Columbus y les dio un ejemplito de lo que ellos le hacían al mundo. Ufff, se dieron la encorajinada de la vida y corretearon a Villa por todo Durango y esa sierra que era su territorio villista. Pero el jefe Villa se burlaba de ellos, según cuenta el gran biógrafo, Martin Luis Guzmán, abría unas tumbas donde ponía un letrero: “Aquí yace Villa”, cuando estos desenterraban el sitio encontraban cabezas de ganado. En aquella persecución a Villa, con 10 mil soldados, se le llamó la “Expedición Punitiva”, traía entre sus filas al glorioso general Pershing y, quién creen, venia también como soldado raso, quien luego sería el afamado general Patton, héroe de la Segunda Guerra Mundial, pues Villa se les escondió, como ahora Andrés Manuel a Yunes, que lo busca por doquier.

LOS VIDEOS

Yunes se paró en el camino, venia de Papantla, por la tarde-noche puso a un camarógrafo a filmarle otro mensaje al ‘loco’ (735 mil reproducciones). Y le volvió a decir 14 mil veces loco (si me llaman el loco, porque el mundo es así, la verdad si estoy loco, pero loco por ti, diría Javier Solís),”Este loco no deja de pensar en mí, y se mete con mi familia, y que la monarquía y eso, y él tiene tres hijos que no trabajan de nada, son vividores, como tú, loco”. ¡Moles!. En un video de 2 minutos 25 segundos, primero sonríe, luego lo atiza de loco, loco, loco y le pone a Duarte de su financiador. Cuando escribo estas líneas, le amenaza de verse en Álamo. López Obrador por la noche, en el noticiero, dijo que esperaba no hubiera ninguna provocación. To be continued.

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