*De tanto mirar a las estrellas se olvidó de las cosas de la tierra. Camelot

EL GRAN DOMINGO MUGUIRA

Hace poco le vi de lejos, de pasadita. Recordé su trayectoria. Hacia años no le veía, aunque vivimos cerca, él en Córdoba y quien esto escribe en Orizaba. Ha vivido del café y por el café y alguna vez incursionó con éxito en el periodismo, como dueño. Es el pionero en Latinoamérica en la industria descafeinadora del aromático grano. Sobresaliente generador de empleos en distintos puntos del territorio nacional, sobre todo en el sureste mexicano. Sus méritos empresariales lo han colocado con claros reconocimientos entre los 200 emprendedores más destacados en la historia empresarial del país. Su disciplina emprendedora lo llevó a crear el último parque industrial en la zona centro veracruzana como lo es el recientemente inaugurado por el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, donde Yunes se tiró un cafecito recién estrenado gobernador choleño. El prestigio empresarial veracruzano se ha acrecentado en los mercados internacionales, gracias a la visión de Domingo Muguira Revuelta, quién incluso en Europa representa un símbolo del prestigio y visión sin igual en el sector de inversionistas mexicanos. Al parecer vienen nuevos proyectos que pudieran surgir en fechas próximas de las oficinas cordobesas donde despacha el inversionista Domingo Muguira. Tiene, además, entre otras cualidades, ser amigo personal del mas leído y prestigioso y mejor columnista de España, Raúl del Pozo, del diario El Mundo, al que cada que Domingo va a esas tierras españolas, se lo lleva de descanso a los afamados campos de golf y Raúl le menciona cada que puede en su leída columna ‘El ruido de la calle’. Suerte.

SINATRA ESTA RESFRIADO

En octubre de 1965, hace 52 años, Gay Talese escribió la que consideraron, en su tiempo, la mejor pieza de periodismo en 70 años. Un reportaje de Talese, quien venía de NYT y pasó al Esquire. Vanity Faire entrevistó a Talese, a sus 85 años luce lúcido. Recuerda y cuenta la historia. El editor quería que el reportero lo entrevistara. Sinatra estaba en la cúspide de la fama y del dinero. Gay se negaba, opinaba que ya no había nada que preguntarle a Sinatra, que había sido entrevistado por todo mundo. En aquella época Sinatra enamoraba a Mía Farrow, de 19 años, Sinatra tenía, en 1965, una compañía de cine, de discos, aerolínea privada y una empresa de piezas para misiles, con 75 empleados. Lo correteó por un mes, Sinatra nunca lo vio, solo una vez en un bar le dijo, de mesa a mesa: ‘Gay, tomate algo’. Fue todo, y cuando pedía verlo le decían, Sinatra está resfriado, de allí el título de aquel reportaje señero. Yo leí esa obra maestra del reportaje, hace pocos años, no la conocía, pero la he vuelto a releer unas diez veces, y no se cansa uno de admirar como se puede hacer el mejor perfil de alguien, sin siquiera verlo ni preguntarle, solo con el talento del Nuevo Periodismo que ya portaba Gay Talese. El reportaje premiado pueden verlo en Internet. Se llama así; Frank Sinatra está resfriado. Todo porque van a hacer una película de aquella historia, dirigida por el gran Martin Scorsese y producida por otro grande, Scott Rudin, el que produjo El show de Truman, Las horas, la Red social o Steve Jobs. Cuenta Galese en la entrevista que jamás supo si Sinatra la leyó. Esa pieza maestra. Le envió una carta que nunca le respondió: “Vine como un amigo. Me voy como un amigo. Ya sabía que usted era una fuerza viva, ahora lo creo más todavía. Le deseo mucha suerte para enfrentarse a su inigualable talento”. Años después le pregunté a su hija Tina: “Ya sabe, él nunca se lo diría, pero creo que le gustó”. Y un final que Talese imaginó para su texto: “Siento que no hayamos podido hablar más. Buenas noches Frank. Buenas noches Gay”.

POMO BENDITO (MERCADO SAN MIGUEL/MADRID)

Alguna vez, entrando a una licorería a Mc Allen, a buscar una botella de colección de esos Vodkas de 20 dólares, vi en su aparador, cerrada a cuatro llaves, una botella de coñac que, valía la muy ingrata, 52 mil dólares. Por poco me infarto, yo que no soy chupamaro y que puedo pasar un año sin beber nada, la vi con lupa, le saqué varias fotos porque no podía creer su precio. ¿Quién compraría semejante botella para regalarla? ¿Quién sería el bendito agraciado que la recibiría para presumir a sus comensales? Yo solo me imagino que son las que los tramposos de Odebrecht regalaban a los funcionarios de Pemex, por los contratos caídos. Con ese precio, de cerca de 995 mil pesos, se pueden hacer varias casitas de Infonavitt y a lo mejor disfrutar de unos viajes a Europa, al menos unos seis, o cinco, o menos, diría Peña Nieto. Con esos 995 mil pesos, mucho se podría hacer. Toco el tema porque se exhibieron, y ayer lo comenté, una cuenta de 335 mil pesos en un restaurante jalisciense, se ignora quién pagó la cuenta, aunque andan buscando con lupa, primero, al mesero o empleado que tomó la foto y la exhibió en las redes, luego, al que soltó el pago vía tarjeta de crédito. Ufff. Ahora para Ripley veo en Internet las 10 botellas más caras, unas valen 110 mil euros porque solo hicieron tres. De Whisky, se llama The Dalmond Trinitas y hubo un aventado que compró la última. Se ignora si le supo a buena o a whisky añejo. Lo que más ha podido darse el lujo mi garganta, que no es profunda, fue cierta vez que en el afamado y bello Mercado San Miguel de Madrid, un sitio donde se come mariscos y comida española y las tapas, morcilla, jamón ibérico pata negra, y los vinos y buenas bebidas, sitio bellísimo con su original hierro forjado, muy parecido al Palacio de Hierro de Orizaba, guardando sus proporciones, que lo visitan miles de turistas y miles de españoles. Allí con mi amigo Rico, el que no es rico, tomamos una copa de Vega Sicilia, nomás para ver qué se sentía, la cuenta nos llegó por 40 euros cada copa de ese vino caro y bueno. Así fue.