Una de las grandes ventajas de vivir estos tiempos que estamos viviendo, entre muchísimas cosas buenas que le veo, para los que tenemos una inclinación natural por el hedonismo –no me lo tomen a mal, chequen por favor qué es ser hedonista, creo que todos tenemos esa sana tendencia-, es que el día de hoy podemos disfrutar de una enorme variedad de los más variados productos que antes no teníamos a nuestro alcance, o que estaban reservados de plano para la gente pudiente.
Así hoy podemos degustar un auténtico queso manchego de leche de oveja de Castilla La Mancha, o podemos disfrutar de un buen vino de casi cualquier región geográfica en que se da esta bebida en el mundo. Y lo mismo sucede con la latería, carnes frías, aceites de oliva, vinagres, inclusive con productos naturales como frutas, frutos secos, salmones de Alaska y chilenos, aguas gasificadas y así por el estilo. Miren, que no suene a chocantería, pero a quién le dan pan que llore, ¡por favor!, y no se trata nada más de que tenga uno gustos refinados o exceso de billetes en la bolsa, la verdad es que no, claro que el dinero ayuda, que ni qué.
Y lo último lo menciono porque tratándose de vinos, tintos para más señas, hay excelentes caldos nacionales, recomiendo uno que vale mucho la pena y no sale arriba de sesenta pesos, el Chauvenet, bajacaliforniano, cumple satisfactoriamente como para tomarse una o dos copas todos los días en su casa. Así es que no todo es dinero. Hace poco un club de precios puso a la venta unas cajas de seis botellas de vino italiano que valían poco más de 300 pesos, es decir, cada botella costaba alrededor 50 y tantos pesos, y de calidad superior.
Otra ventaja de estos tiempos que vivimos es que hoy podemos disfrutar de muy buenos cafés, tostados y molidos, de excelente factura. Antes, la oferta era escasa y yo diría que hasta de regular calidad. En nuestras casas incluso se consumía mucho café tostado con azúcar que demeritaba el producto. La primera regla sin ser un conocedor para saber si es un buen café, es que no tenga acidez y que no esté demasiado tostado, tanto que le deje a uno sedimentos en la boca como de carbón. Hay una cadena de cafeterías que solía vender cafés tostados en exceso, de regular calidad. Hace tiempo que no me paro por una de sus sucursales.
No podría yo decir cuál es el mejor café de Veracruz. De todas las regiones productoras se extraen muy buenos granos. Pero como vivo en Xalapa me voy a referir a tres locales y uno foráneo, de Córdoba, me parece que cumplen y muy bien por la calidad de su producto.
En primer lugar, voy a hablar de café Don Justo, que se elabora esencialmente con granos muy locales, xalapeños y coatepecanos. No cabe duda que el tiempo de maduración hace al maestro, los Fernández son cafeteros desde el siglo XIX. De la marca me gusta hasta su presentación, sobria, muy europea, con un muy buen control de calidad. Tienen en el mercado cuatro tipos de café a escoger: el número 1, que es, por así decirlo, el de más gusto popular, tipo americano, tueste americano, para mi es el mejor, el café ya líquido tiene un color como de caramelo; el 2, el tueste es medio, ligeramente obscuro; el 3, es descafeinado, que se supone pierde calidad pero este no, tiene un sabor entero. Por último está el 4, orgánico, que no he probado, pero que seguramente tiene un estándar superior a los otros tres.
En segundo lugar está el Bola de Oro, con cafés de Coatepec y de la región. Me parece que el de exportación sigue conservando un estándar como para un consumo diario y preparado en casa. Es bueno para paladares no tan exigentes. Últimamente han sacado otros cafés tostados y molidos de mayor catadura, pero me quedo con el de exportación. Creo que lo mejor de BdO son los lattes de sus cafeterías y su variedad de latas con diseños exclusivos, por ahí sacaron una colección con pinturas de mi amigo Manolo Zardaín, de lujo.
Luego viene Cafiver, que es una marca en la que están en sociedad Otón Porres Bueno y Juan Bueno Torio. Originalmente esa planta ubicada en Ixtaczoquitlán nació en sociedad con una empresa química alemana para extraer la cafeína del grano. Ahora es un beneficio de alto calibre dedicado al procesamiento de café soluble. Son cafés de la región de Córdoba, , Fortín, Coscomatepec (Calcahualco) hasta los linderos con el Pico, Huatusco e inclusive Totutla. La marca realmente es reciente, pero tiene una calidad muy adecuada, puedo decir que en los portales de Córdoba es el mejor café que se expende en ese lugar repleto de parroquianos. Bien por la empresa que dirige con acierto Alejandro Lazzeri Menéndez, en su juventud el mejor encestador de Córdoba y la región.
Finalmente, está Café Bobadilla de aquí de Xalapa, que utiliza granos cultivados en la región de Ixhuacán y Cosautlán de Carvajal. Guillermo Bobadilla Muguira, su CEO, es heredero de una familia con plantaciones en Chiapas y Veracruz con una gran tradición en el negocio exportador del café. De unos años para acá se ha enfocado al nicho de beneficiar, tostar, moler y envasar su café. Memo con su producto más que cumple con un estándar de calidad especial para el consumo diario y en casa, del café preparado a la vieja usanza. Lo mejor de Café Bobadilla es su relación calidad-precio, lo que paga uno por él vale lo que pesa y sabe.
En entregas aparte me referiré posteriormente a cada una de estas marcas, mencionando sus características particulares.
gama_300@nullhotmail.com @marcogonzalezga